El Gran León, Pepe Arévalo, quien puso a bailar a México y a diversas generaciones con su ritmo afroantillano hasta llegar a la realeza de Marruecos, dio una enorme batalla hasta el final de su vida, la cual finalmente culminó a los 87 años de edad, justo en la madruga del último día de febrero.

El pianista y director de orquesta luchó como un gran león durante un mes luego de un infarto cerebral y su último respiro fue en el hospital en donde estuvo internado, lo cual informó su hijo el periodista José Luis Arévalo a través de la empresa televisiva para la que labora. El legendario pianista tendrá un homenaje el 9 de marzo, el cual prepara su familia y el Sindicato de Músicos.

José Luis Arévalo develó: a las 12:52 de la madrugada falleció mi papá; fue un mes de batalla de todos los días, trabajando con lo del infarto cerebral. Tenía que descansar; estaba muy lastimado. La verdad es que sin las oraciones y sin apoyo de quienes lo quieren, así como de mis compañeros, el viejo no hubiera aguantado todo el mes.

Legado musical

Sobre los últimos momentos en que el músico ya estaba muy inquieto, contó: “la pasada semana fue muy complicada y ayer por la noche que estaba trabajando en Hora 21, me iban informando –de su estado– mientras yo estaba al aire; cuando acabé el noticiero fui al hospital y falleció un poco antes de la una de la madrugada”.

Mi padre, aseguró el comunicador, deja un legado extraordinario en la música; aportó mucho al país; será llevado a su iglesia, él era evangélico, y pianista del coro, del mismo recinto Getsemaní en la colonia Morelos. Después será trasladado a una conocida funeraria y el domingo 9 de marzo se prepara un evento digno con el Sindicato de Músicos, donde estará una sinfónica y la orquesta.

El llamado Gran León, con más de 65 años de trayectoria, que tocó en diversas ocasiones a la realeza de Marruecos, fue pianista de legendarios intérpretes y conquistó a sus seguidores con temas como Falsaria / Oye Salomé, Caballo viejo, Pedro Navajas, La Negra Tomasa y Río Manzanares, entre un sin fin de temas, acompañado por sus Mulatos que hacían vibrar o también emocionar a sus seguidores como con Urge (de Martín Urieta). Hay quienes recuerdan las inolvidables tardeadas que protagonizaban los músicos en las calles en la década de los años 70 propiciando grandes bailes y eran referente de la vida nocturna de la época. También en la historia quedan indelebles sus presentaciones en el bar El Gran León, noches de éxtasis musical, donde el mambo, cumbia, guaracha, danzón, chachachá, entre otros ritmos, hacían bailar a los presentes bajo su elegante dirección.

▲ Pepe Arévalo en el Mercado Roma en 2014.Foto Yazmín Ortega Cortés

Ícono de la cultura popular

De Pepe Arévalo, se recuerda que inició desde pequeño en el mundo de la música. A los siete años tocaba la guitarra y unos años después tomó el piano, instrumento que fue su inseparable compañero artístico. A los 13 fue nombrado director musical del programa del programa de radio La legión del amanecer en la XEB.

Además tocó con diversos grupos soneros y compartió con otras estrellas como Daniel Santos, Toña La Negra y Celia Cruz. Formó su orquesta llamada inicialmente Pepe Arévalo y su Tremenda Charanga y después la conocida Pepe Arévalo y sus Mulatos, que perdura hasta la fecha. Su presencia también llegó a diversas producciones cinematográficas.

Tras el anuncio del fallecimiento las redes sociales se inundaron de mensajes de pésame recordando el legado del músico que marcó historia. Su hijo José Luis Arévalo posteó en sus redes: Don Pepe Arévalo y sus Mulatos trajeron alegría a generaciones, llevando la charanga a los rincones más distantes del país. Su carisma, talento y amor por la música lo convirtieron en un ícono de la cultura popular, un referente de la música que no sólo nos hizo bailar, sino también soñar con cada acorde de su orquesta.

Agregó: “Hoy, nos despedimos de él con cariño y admiración, sabiendo que su legado perdurará en las notas de sus canciones y en el recuerdo de todos los que disfrutamos de su arte. Gran León, gracias por habernos regalado tanta alegría y por hacer que la charanga viva en nosotros siempre. Que la música de su Mulatos siga resonando en el corazón de todos, como un eterno homenaje a su memoria”.

Subrayó: para él, la salsa no existía: lo que realmente se bailaba era mambo, cumbia, danzón, chachachá y más.

En 1998, Arévalo en El Gran León dijo a este diario, como músico, me corresponde arreglar los temas, vestirlos, hacerlos bailables, audibles, accesibles, y entregar un producto honesto.

A la leyenda le sobreviven sus hijos y nietos. Josue Arévalo publicó en sus redes sociales que el pianista y compositor será velado en la iglesia cristina de Getsemaní y después trasladado a una conocida funeraria en el sur de la Ciudad de México. Y el 9 de marzo, adelantó sin ofrecer más detalles, será el concierto en homenaje póstumo en el Salón Gran Forum.