Estambul. El fundador y líder histórico del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Ocalan, encarcelado desde hace 26 años, llamó a la disolución del movimiento armado y urgió a deponer las armas como parte de un nuevo intento por poner fin al conflicto de cuatro décadas que ha cobrado decenas de miles de vidas.

En una declaración histórica redactada en su celda en la isla-prisión de Imrali, donde está en régimen de aislamiento desde 1999, y leída en Estambul, Ocalan, de 75 años, ordenó: Convoquen a un congreso y tomen una decisión. Todos los grupos deben deponer las armas, y el PKK debe disolverse.

Su mensaje fue leído en kurdo y en turco en una sala abarrotada en un hotel de Estambul, bajo una gran foto suya tomada la misma mañana, en la que se lo ve con el pelo canoso, ante una multitud de periodistas y de Madres del Sábado, mujeres kurdas que se manifiestan cada semana por sus familiares desaparecidos a manos de las autoridades turcas.

En Diyarbakir, ciudad de mayoría kurda en el sureste del país, miles de personas se reunieron para escuchar el mensaje, entre aplausos y llanto.

La orden de Apo (tío, en kurdo, como lo llaman sus seguidores) es un mensaje de paz, de fraternidad, de humanidad, el de los derechos y de la ley, de justicia y de igualdad, celebró Ferha Akbuyuk, una mujer de 65 años.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no se pronunció sobre el llamado, pero sí lo hizo un representante de su derechista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), Efkan Ala: “si la organización ‘terrorista’ toma en cuenta este llamado [...], Turquía será liberada de sus cadenas”.

Fundado en 1978, el PKK optó en 1984 por la guerrilla para conseguir la creación de un Estado kurdo. Ocalan fue encarcelado en 1999 tras ser condenado a cadena perpetua por traición, pero sigue ejerciendo influencia sobre sus seguidores.

Varios intentos de poner fin al conflicto entre los guerrilleros kurdos y las fuerzas turcas, que ha dejado más de 40 mil muertos en cuatro décadas, fallaron.

La más reciente ronda de conversaciones fracasó en medio de la violencia en 2015, cuando las fuerzas de Erdogan –en el poder desde 2003– reprimieron incluso con armas químicas contra la guerrilla y destruyeron totalmente la identidad kurda, aludió el defensor de derechos humanos Necmettin Turk. Prohibieron nuestra lengua (...) Hubo más de medio millón de personas desplazadas, alrededor de 5 mil muertos y mucha gente perdió sus hogares. Millares de activistas, políticos y académicos como yo tuvimos que exiliarnos. Hay más de 100 mil de mis compatriotas en el exilio, añadió en entrevista con el periódico Público.