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PIB: estimaciones y resultados
L

os gobiernos al hacer la planeación de sus actividades económicas estiman las variaciones de los principales indicadores: producto interno, inflación, tipo de cambio, precio del barril de petróleo y, con base en estas estimaciones, calculan los ingresos y egresos públicos, así como el posible déficit y el endeudamiento. Tiene particular importancia la estimación del PIB, ya que en esta variable se resumen las actividades económicas y, por tanto, indica el resultado de las acciones públicas y de las empresas privadas.

En el penúltimo año de gobierno de AMLO se presentó el paquete económico para 2024, que contenía lo que el gobierno pensaba sobre la dinámica de nuestra economía ese decisivo año. Su estimación del crecimiento del PIB para 2024 fue de 3 por ciento. Conforme avanzaba el año, el primer semestre en pleno proceso electoral y luego con la respuesta de algunos actores económicos al contundente triunfo de Morena, fue quedando claro que la economía se movía más lentamente de lo previsto. De acuerdo con el Inegi el crecimiento del PIB en 2024 fue de 1.5 por ciento. Es importante entender qué fue lo que paso, ya que indica que ocurrieron eventos que no se preveían y que otros fueron más o menos provechosos de lo que se esperaba.

El gobierno de CSP en el paquete económico 2025 planteó que el PIB crecerá entre 2 y 3 por ciento, pero diversos organismos económicos desde el momento mismo en que se hizo público este pronóstico señalaron que ese resultado no era alcanzable y que el PIB crecería alrededor de 1.5 por ciento. El Banco de México, en su último informe trimestral octubre-diciembre de 2024, que presentó la semana pasada, estimó que el crecimiento del PIB será de 0.6 por ciento. Las empresas de análisis económico, de acuerdo con Citi México, en promedio estiman que tendremos un crecimiento de 0.9 por ciento.

Es obvio que cualquier estimación de futuros desempeños tiene muchas dificultades, pero responderá la economía a las decisiones de la política económica, así como el entorno nacional y global modificará el desempeño económico. Por eso se habla de metas que, además, cuando es claro que no se podrán cumplir, dan cuenta de la conveniencia, y en momentos incluso la necesidad, de introducir ajustes en el diseño político para enfrentar los impactos negativos que pudieran presentarse.

Al cierre del primer bimestre del año ya es claro que los riesgos negativos que se conocían se están concretando y que es muy probable que se impongan los aranceles de 25 por ciento con los que Trump ha amenazado a nuestro país y a Canadá. Esto explica por qué el Banco de México disminuyó su estimación a 0.6 por ciento. De concretarse los aranceles esta estimación quedará corta y pudiéramos acercarnos a un escenario recesivo.

La respuesta del gobierno no puede ser expresar confianza en que 2025 será un buen año. Es importante advertir que no se dejará todo en manos del mercado, señalando que se trabajará en la promoción del proyecto de desarrollo que se ha planteado el gobierno. Sin embargo, si a esta idea no se asignan recursos para concretar esos esfuerzos, los trabajos serán ineficientes, ya que por más promoción que se haga, lo que importa es concretar inversiones públicas y privadas: las inversiones públicas en diversas obras de infraestructura resultan fundamentales y la inversión de los empresarios mexicanos y de los extranjeros que tienen plantas productivas en el país es crucial.

Por eso importa conocer lo que está ocurriendo en el ámbito privado. La inversión extranjera en 2024 registró un monto récord con 36 mil 872 millones de dólares, 2.5 por ciento mayor que la de 2023. El grueso de este monto, 28 mil 710 millones, 78.9 por ciento, fueron reinversiones, es decir utilidades que obtuvieron empresas extranjeras y que decidieron usarlas para ampliar su capacidad productiva. Los otros 8 mil 162 millones de dólares se dividen entre cuentas entre compañías, que sumó 4 mil 994 millones, y nuevas inversiones que llegaron a 3 mil 169 millones. En este rubro se registra una disminución significativa, lo que representa un desafío trascendente.

Es claro que el país enfrenta dificultades importantes. Muchas eran esperables, de modo que en el diseño presupuestal pudieron ser incorporadas, Se han agregado dificultades adicionales, que modifican el escenario previsto y que obligan a introducir ajustes necesarios para amortiguar impactos negativos provenientes de actores globales. Estos ajustes demandarán recursos públicos adicionales, lo que impactará las finanzas públicas, y debieran enfrentarse fortaleciendo los ingresos públicos. Las acciones en este frente son indispensables y urgentes.