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El Museo Kaluz plantea rearmar el rompecabezas de la historia del arte nacional

Bajo el mismo México busca mostrar en situación de igualdad a pintores consagrados y los que no lo fueron

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▲ Aquí, el cuadro Los abogados, pintado en 1952 por el michoacano Alfredo Zalce, y detalle de Primero de mayo en Nueva York, creada en 1931 por Pablo O’Higgins. Ambas obras están incluidas en la exposición que permanecerá abierta hasta septiembre.Foto María Luisa Severiano
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El retrato de Ruth Rivera, por Diego Rivera, 1949, que forma parte de la muestra.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de febrero de 2025, p. 3

El Museo Kaluz presenta desde el sábado pasado y hasta septiembre una exposición pictórica que, en palabras de su curador, Raúl Cano, no sólo aborda una historia del arte mexicano que no se ha contado, sino que se vuelve pionera al agregar piezas faltantes a ese rompecabezas y proponer la rescritura de una nueva narrativa.

Se trata de Bajo el mismo México: Las colecciones Kaluz y Juan Coronel Rivera 1921-1973, con la cual, además, ese histórico recinto –ubicado en avenida Hidalgo 85, Centro Histórico– comienza un diálogo con otros importantes acervos privados de arte mexicano.

En este caso tenemos una de las grandes colecciones de arte mexicano, la de Juan Coronel Rivera, además del trabajo con el historiador Raúl Cano, que hizo una curaduría muy importante. Este diálogo entre esa colección y la del Museo Kaluz marca la confluencia que hay entre ambas, destacó Miguel Fernández Félix, director de ese espacio.

“Hay autores muy reconocidos, fundamentalmente de los años 20 a principios de los 70 del siglo XX, donde está inserta la Escuela Mexicana de Pintura. Pero también marca la vocación de ambas colecciones de rescatar artistas desconocidos. En el recorrido tenemos la voz de Juan Coronel, quien comenta que su colección no es de pintores, sino de pintura, y ese leitmotiv se traslada a la del Museo Kaluz”, agregó el filósofo e historiador del arte.

Ambas colecciones, pues, se nutren de artistas de renombre, pero también de no conocidos, que espero sean más valorados. Con ese ánimo de ambas colecciones de seguir descubriendo a esta pintura mexicana, estoy seguro de que se van a encontrar muchísimas sorpresas.

Bajo el mismo México… reúne más de 90 obras de pintores fundamentales de la Escuela Mexicana, entre ellos Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, María Izquierdo, Alfredo Zace, José Chávez Morado y Olga Costa. Pero también otros que merecen un estudio más profundo, según Raúl Cano, al ser poco conocidos, como Emilio Baz Viaud, Amador Lugo, Rosendo Soto y Celia Soto. Asimismo, se incluye a los exiliados españoles que se unieron al movimiento mexicano, como José García Narezo, Antonio Serna, Antonio Rodríguez Luna y Mary Martín, por mencionar a algunos.

Varios de ellos tenían más de medio siglo de no ser expuestos, destacó el historiador: “Muchos de los artistas llevaban años ‘perdidos’, no habían vuelto a ser representados en este tipo de exposiciones desde la década de los 50. Hay que hacer énfasis en que esta muestra es un poco sui géneris, porque las de este tipo se hacen desde hace muchos años sólo para el extranjero”.

Reconocido por su trabajo de curador en Rosendo Soto: Por derecho propio, exhibida en el Museo Mural Diego Rivera, el especialista hizo hincapié en que la del Museo Kaluz dista de ser la típica exposición de revisión de arte mexicano, en específico de la Escuela Mexicana de Pintura.

No es una exposición donde se juntan dos colecciones y se hace una selección de las grandes obras maestras, como generalmente ocurre con ejercicios como éste. No, esta propuesta busca mostrar en situación de igualdad a artistas importantes, o sea, los consagrados, y los que no lo fueron, explicó.

También busca rescribir la historia del arte mexicano, porque en ese movimiento pictórico, cuando se consultan las fuentes primarias, como libros o monografías, uno se encuentra con que generalmente dicen lo mismo. Hablan de los mismos artistas, de los tres grandes: Rivera, Orozco y Siqueiros, así como de otros que estuvieron activos alrededor de ellos, como Frida Kahlo, María Izquierdo, Rufino Tamayo. Siempre los ponen como si ellos fueran únicamente esa historia. Son los que vienen en los libros, los catálogos de exposiciones, y nada más.

Destacó el curador que este es un primer ejercicio para mostrar a lo largo de dos colecciones la nueva relectura de la Escuela Mexicana de Pintura, la que se tiene que hacer, que no sólo incluya a esos artistas que se han ido oficializando. Quiere ser (una muestra) pionera en romper eso, mostrar que la Escuela Mexicana no son sólo ellos, sino que hay muchísimos artistas más que, por decisión propia o porque en su época las críticas no les favorecieron o no los tomaron en cuenta, quedaron olvidados de la historia del arte pictórico mexicano posrevolucionario (...) Que la crítica o la historiografía los haya dejado de lado no significa que sean malos pintores; son igual de buenos que los que lograron la gloria.

Se trata, sostuvo, de contar una historia que no se ha contado, y rearmar el rompecabezas de la historia del arte mexicano, porque hay muchas piezas faltantes en ella, y aquí es un primer avance, un primer intento para que más adelante haya más investigaciones y se sigan rescatando artistas.

Raúl Cano explicó que la muestra tiene de punto de partida 1921, porque ese año nació el muralismo, el cual dio como resultante a la Escuela Mexicana, vanguardia que pasó también al grabado, la fotografía y la escultura, pero que en este caso se limita a la pintura por ser la orientación de la colección del Museo Kaluz, y concluye en 1973, agregó, porque al año siguiente murió Siquieros, con quien se considera cierra aquel movimiento.

El recorrido está organizado en cinco secciones que estructuran el diálogo conceptual-histórico entre las obras: Retratos y autorretratos; Paisaje rural, urbano y arquitectónico; Costumbrismo rural y urbano; Naturaleza muerta, y Entre la pintura metafísica y surrealista.

A lo largo de la visita, hay herramientas de mediación que ofrecen una experiencia interactiva para los visitantes y una lectura más profunda sobre esa etapa artística. Para mantener ese relación de igualdad entre los artistas y los nombres no opaquen a las obras, se prescinde de cédulas de pie en las pinturas. Quienes deseen profundizar en los datos de las piezas tiene la opción de consultar las cédulas portátiles en cada sección.