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Penultimátum

El Petit Palais revive a José de Ribera

L

a exposición con que el Petit Palais de París rinde homenaje al pintor español José de Ribera (1591-1652) es una de las más comentadas en los medios y entre los visitantes. Nacido cerca de Valencia, Ribera abandonó muy joven España para no volver más.

En 1606, con apenas 15 años, se instaló en Roma, donde descubrió la obra de Caravaggio, quien lo influyó el resto de su vida. Diez años después se estableció definitivamente en Nápoles, entonces bajo dominio español. Su carrera fue fulgurante. Los virreyes, la aristocracia local y las órdenes religiosas le encargaron obras que hoy son clásicas.

En opinión de sus contemporáneos, Ribera era más sombrío y feroz que Caravaggio. Para él, todo cuadro, ya se tratara de un mendigo, filósofo o santo, provenía de la realidad, la cual traspuso en su lenguaje. En su obra, la gestualidad es teatral; los tonos, negros o brillantes; el realismo, crudo; el claroscuro, dramático.

Con igual viveza plasmó la dignidad de la vida cotidiana y la violencia de las escenas de tortura. Este tenebrismo radical, con la oscuridad de sus ambientes, la densidad de las penumbra y el realismo sin límites, le otorgó inmensa notoriedad en el siglo XIX en Francia, yendo su influencia de Baudelaire y Byron a Manet. Es interminable la lista de grandes escritores y artistas que han sentido absoluta fascinación por José de Ribera. Era tal la adoración que sentían los franceses en el siglo XVIII por él, que se lanzaron a comprar muchas de sus obras. Por eso hoy día hay obras maestras del Españoleto en los museos de bellas artes de todas las grandes ciudades del país. Pero, tras esa fiebre, Francia olvidó a Ribera, lo arrinconó mucho más de lo que hicieron Italia o España. Ahora lo recuerda con esta magna exposición compuesta por cerca de un centenar de pinturas, dibujos y estampas procedentes del mundo entero. Abarca el conjunto de la trayectoria de Ribera, sus años romanos (recientemente reconstruidos) y el esplendor de su periodo napolitano.

Heredero terrible de Caravaggio, se impone como uno de los intérpretes más precoces, audaces y extremos de la revolución caravaggiesca. Más aún, como uno de los mayores maestros del Siglo de Oro.