Viernes 31 de enero de 2025, p. 3
El mundo onírico del escritor José Agustín, fallecido en enero del año pasado, se abrió la noche de este miércoles durante el homenaje que se le rindió en la Casa Universitaria del Libro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ahí se leyeron algunos escritos en los que el narrador y dramaturgo describió sus sueños, y que permanecen inéditos hasta ahora. En ellos desborda el amor por su familia, la luminosidad y la música; incluso, la mención al intelectual José Revueltas.
El libro, que será editado de forma póstuma este año, reúne una selección de los sueños escritos en un cuaderno por el autor de La tumba durante una década. La escritora e investigadora Gabriela Lira ofreció una muestra de esos textos, que pueden servir para que sus lectores sigan entablando ese lazo afectivo y literario con el autor
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Lira comenzó con la lectura de un sueño anotado por José Agustín (1944-2024) el sábado 18 de septiembre de 1976: “Dos gringos jóvenes, rubios, jipis, me acompañan en un departamento del primer piso con un jardín antiguo. Del segundo piso llegan uno o dos jóvenes que se dicen agentes de seguridad y quienes acusan a los gringos de fumar mariguana. Éstos no la han fumado por el momento, pero sí tienen. Los agentes la decomisan. Los extorsionan.
Los gringos les dan dinero y los agentes se van. Yo presencio todo pero no tengo nada qué ver. Al rato oímos mucho ruido en el segundo piso, donde están los agentes. Vamos allá y descubrimos que ni son policías y que están fumando la mariguana decomisada. Entonces son los gringos los que aterrorizan a los otros, amenazándolos con delatarlos, hasta que recuperan dinero y droga. La luz es viva e intensa.
A un año de la muerte de José Agustín, el 26 de enero de 2024, familiares, amigos y lectores conmemoraron la vida y creación del autor, con la participación de José Agustín Ramírez Bermúdez, hijo del reconocido escritor, y del novelista Enrique Serna.
Ahí, Lira apuntó que la selección de estos escritos es de “gran interés para los lectores, para que saquen sus conclusiones y conozcan esa otra vertiente de José Agustín: la autobiográfica. Ya había publicado en su momento, muy joven, El rock de la cárcel; posteriormente, Diario de un brigadista, y con los diarios de sueños sería la trilogía de esa obra autobiográfica”.
La investigadora comentó que en esos relatos al autor le “obsesiona el tema de la luz, y lo describe con bastante exactitud: ‘diáfana, dorada, blanca, nítida, velada’. Se extiende en esa serie de adjetivos. Rodeados de luz están familiares suyos, sobre todo su pareja de toda la vida, Margarita Bermúdez”.
Gabriela Lira explicó que la viuda del narrador aparece como guía, guardiana, consejera, incitadora y, siempre, como parte esencial de su personalidad, a quien le da miedo perder y llega a extraviar en sus viajes oníricos, pero siempre la rencuentra
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Ejemplificó con lo escrito el miércoles 17 de marzo de 1977: El cielo está oscuro, pero en Margarita y yo hay luz
. El 26 de abril del año anterior consignó: Por fin llego a casa, ya solo. En el fondo, bañada por una luz brillante, clara, dorada, está Margarita en la cocina, esperándome. La veo muy hermosa
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El 16 de abril de 1976 se refirió a ella nuevamente: “Estamos en el interior de una casa noble, señorial, de piedra blanca, limpia, sombría. Margarita y yo salimos al patio, que es muy blanco, y está bañado por el sol. Los dos nos volvemos hacia el cielo. Está totalmente despejado y el azul es muy bello. Limpio. Casi totalmente nítido, a excepción de una mínima veladura transparente, pero que percibo muy bien. Me vuelvo a Margarita y le comento: ‘Como principio, no está mal, ¿verdad?’ Finalmente, ella y yo nos vamos caminando en paz, abrazados, por el patio”. En una acotación refiere que este sueño lo tuvo el día que se casaron.
Lira recordó que José Agustín escribió esos documentos en la década de los años 70, cuando tenía entre 30 y 40 años, a partir de una sugerencia de la poeta y escritora Elsa Cross, según cuenta en El rock de la cárcel.
Sostuvo que los personajes en esos sueños escuchan música; por ejemplo, hay uno donde ven a los Rolling Stones y están escuchando Sympathy For The Devil.
Además se hicieron presentes en estos relatos figuras literarias como José Revueltas, con quien José Agustín tuvo una relación estrecha.
Sobre el 14 de abril de 1976, el día en que el también político falleció, describió la ensoñación: Me encuentro en un lugar muy amplio. Despejado. Fuera de todo contexto real. Avisté a un viejo campesino que me ofrece un poco de mariguana. Le agradezco el ofrecimiento, pues por lo general tengo que abastecerme con una señora corpulenta, de edad, morena, campesina también, quien ahora aparece a mi derecha. El campesino, también viejo, se halla a mi izquierda. Hay una gran oscuridad, a excepción del punto donde nos hallamos nosotros, pues allí la luz es blanca, intensa, contrastada
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De esa ocasión, José Agustín acotó: este sueño ocurrió a la una y 30 de la mañana, más o menos a la hora en que murió José Revueltas, y durante unos segundos dudé si había sido un sueño o si lo había imaginado, ya que me hallaba en un estado sumamente extraño
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Gabriela Lira añadió un par de sueños más que tienen de protagonistas a Andrés y José Agustín Ramírez Bermúdez. Sobre éste último, el del 11 de septiembre de 1976: Margarita y yo hemos tenido una niña (una hija ficticia) que nació sana y hermosa. Margarita la cuida con amor y devoción. Nos hallamos en una recámara pequeña, oscura, pero nos ilumina una bella luz dorada. Mi hijo Agustíncito tiene unas pestañas larguísimas, sedosas, como una enredadera muy fina, coronada por pequeñas esferitas, como flores que anuncian un fruto
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