Jueves 30 de enero de 2025, p. 17
El entorno escolar es uno de los principales factores asociados a la incidencia de acoso en los planteles educativos, alerta un estudio de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) sobre este fenómeno en alumnos de secundaria.
En México, indica, tres de cada 10 menores de ese nivel educativo no se sienten comprometidos con la escuela, y perciben que las normas, la seguridad y las relaciones entre los actores educativos no son positivas. Quienes han presenciado actos de acoso en el plantel, 24.7 por ciento fueron un espectador que no tomó partido; 13.7 por ciento mostró conductas agresivas para defender a la víctima y 10.8 por ciento se comportó como observador pro acoso.
El documento Encuesta sobre acoso escolar entre estudiantes de educación secundaria. Prevalencia, grupos de riesgo y factores asociados señala que variables de desconexión moral, tolerancia a la violencia y disposición para desobedecer la ley también mostraron una correlación positiva con el acoso escolar.
Éstas implican el uso de diversos mecanismos para evitar la responsabilidad y justificar o tolerar conductas que van en contra de estándares morales
, agrega.
El sondeo destaca que 6.3 por ciento de los estudiantes mostró alta desconexión moral, 4.6 por ciento tiene alta tolerancia a la violencia y 5.6 por ciento, alta disposición para desobedecer la ley.
Lo anterior significa que alrededor de cinco de cada 100 estudiantes aceptan conductas moralmente reprochables, como el acoso, y, por tanto, tienen mayor probabilidad de ejercerlo
.
El estudio revela que los alumnos que sienten baja compasión representan 14.5 por ciento. Se trata de una emoción, explica, que mostró tener correlación negativa con el acoso, pues cuando se siente poca compasión ante el sufrimiento o malestar de los otros(as), es más probable que se ejerzan conductas de acoso escolar
.
Entre las recomendaciones a las comunidades escolares para prevenir situaciones de acoso, el informe destaca que debido a que se trata de un fenómeno que puede responder a dinámicas de grupos, relaciones de poder o formas de expresar la violencia, cada comunidad debe desarrollar sus propias estrategias de prevención, en la que se promueva la participación de todos los miembros del colectivo escolar.
Agregó que también se debe identificar a los grupos de riesgos y generar estrategias de protección, entre otros factores.