De días y diarios
ntermitente, inconsecuente, inconsistentemente, a veces he llevado la escritura de diarios, unos de manera normal, y otros –suelto sin necesidad la sopa– en presunta clave (escritura celérea, despacioso el desciframiento). Durante un tiempo fui aficionado a frecuentar tanto biografías como diarios adjetivados como íntimos. Me temo que en ambos casos me conducía como lector del Tarot o del I Ching, que a ellos acudía desde un impulso no por intuitivo menos mágico
. Pero en fin, los poetas, se me disculpará el aserto, tienen algo de magos, de adivinos. Y con ellos asimismo los mejores escritores (siempre algo, bastante a no dudar, poetas). ¿Adivinaría Julio Ramón Ribeyro, gran narrador, prosista de polendas, que el diario que empezó a escribir cuando aún estudiante de leyes y desde el que desde el principio empezó a quejarse (o de él mismo, de 21 años, como su redactor) sería tarea de vida y referencia obligada al abordar su obra, reconocida el año de su fallecimiento (1994) con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances? Hojeando nuevamente La tentación del fracaso me encuentro con que un día como hoy, hace 71 años –a los 24 de su edad–, anotaba lo que resumidamente reproduzco:
“Todo diario íntimo surge de un agudo sentimiento de culpa. Parece que en él quisiéramos depositar muchas cosas que nos atormentan y cuyo peso se aligera por el solo hecho de confiarlas a un cuaderno. Es una forma de confesión […] hecha para personas incrédulas.
“Todo diario íntimo es también un prodigio de hipocresía. Habría que aprender a leer entre líneas…
“Todo diario íntimo nace de un profundo sentimiento de soledad.
“Todo diario íntimo es un síntoma de debilidad de carácter, debilidad en la que nace y a la que a su vez fortifica.
“En todo diario íntimo hay un problema capital planteado que jamás se resuelve y cuya no solución es precisamente lo que permite la existencia del diario. El resolverlo, trae consigo su liquidación.
Todo diario íntimo se escribe desde la perspectiva temporal de la muerte. (Ahondar esta idea).
Una quincena después, febrero del 54, se interrogó:
“¿Cuándo podré anotar en este diario: ‘he encontrado al fin lo que tanto buscaba’?”
Sus herederos, viuda e hijo han temporariamente decidido no publicar la prolongación inédita, los escritos póstumos, del diario del avezado lector de diarios.