on estupor, asistimos el 20 de enero a corroborar que un arrogante macho de la élite empresarial estadunidense llega de nuevo al poder. Sí, la pesadilla se llama Donald Trump. Su relección marca un punto de inflexión para EU y una amenaza no sólo para México sino para el mundo. La arrogancia de la fuerza. Sus primeras medidas y promesas de campaña ya apuntalan un cambio en el país hacia un modelo profundamente autoritario y nacionalista. El periódico francés Libération titula: ¿Cómo llegamos hasta aquí?
EU se está embarcando en una revolución conservadora con una dimensión ideológica, política y económica hasta ahora inimaginables. El académico Pierre-Yves ha calificado de capitalismo nacional autoritario este modelo de organización que ha acompañado el movimiento de autocratización en marcha desde mediados de 2000 en varios países y cómo China y Hungría son ejemplos claros.
Por ello la homilía de la obispa Mariann Edgar Budde fue asentida como una voz de esperanza. En efecto, Trump sentado en primera fila, al lado de su esposa Melania, el flamante presidente escuchó el 21 de enero, un sermón en la Catedral Nacional de Washington que llamó la atención de millones de estadunidenses. El mensaje de la religiosa fue ampliamente compartido y reproducido en los principales medios de comunicación locales. El miércoles por la noche, Rachel Maddow, de MSNBC, reflexionó sobre el sermón. La religiosa dijo que se dirigió al presidente abordando el miedo y la incertidumbre que experimentan las comunidades marginadas, incluidos los inmigrantes y los LGBTQ+, bajo las políticas de Trump. Sus comentarios se produjeron horas después de que Trump firmó una orden ejecutiva que elimina el reconocimiento federal de las identidades transgénero y no binarias y, por tanto, las protecciones para los estadunidenses de género diverso.
En su oración inicial, la obispa expresó: Oh, Dios, tú nos creaste a tu imagen y nos redimiste por medio de tu hijo Jesús: mira con compasión a toda la familia humana; quita la arrogancia y el odio que infectan nuestros corazones; derriba los muros que nos separan; únenos con lazos de amor
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Sus arrestos, la claridad ética y teológica en su mensaje pasarán a la historia. Primero porque deslegitima la narrativa republicana de que las iglesias se inclinaron masivamente por Trump en los pasados comicios. Y segundo, la valiente religiosa desarma el despiadado y polarizante proyecto del empresario. “La cultura del desprecio –dijo– que se ha normalizado. El desprecio es una forma peligrosa de dirigir un país.” Esa fue una de frases que enfurecieron más a Trump.
Mariann Edgar Budde, de la Iglesia episcopal de EU, pertenece a la comunión anglicana, que comprende 113 diócesis en esa nación, algunos países Europa y de América Latina. Es la primera mujer que ocupa el cargo de lideresa espiritual de la diócesis episcopal de Washington. A los 65 años dirige la diócesis desde 2011. Completó sus estudios de historiadora en la Universidad de Rochester en 1982. Tiene licenciatura en artes en historia magna cum laude. Y es doctora en teología del ministerio (2008) por el Seminario Teológico de Virginia
La homilía de Budde abordó sin disimulo el miedo y la incertidumbre que sienten las comunidades marginadas, incluidos los inmigrantes y los LGBTQ+, bajo las políticas de Trump.
Sobre los migrantes, la obispa no pudo ser más claridosa al afirmar que son precisamente las personas que recogen nuestras cosechas y limpian nuestros edificios de oficinas, que trabajan en nuestras granjas avícolas y plantas empacadoras de carne, que lavan los platos después de que comemos en los restaurantes y trabajan en el turno de noche en los hospitales; pueden no ser ciudadanos estadunidenses o no tener la documentación adecuada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales. Pagan impuestos y son buenos vecinos. Son miembros fieles de nuestras iglesias, mezquitas y sinagogas, gurdwaras y templos.
La puntilla del mensaje de la religiosa fue desarmar la actitud mesiánica asumida por Trump desde su campaña. Dijo decenas de veces que Dios ha elegido al pueblo de EU como propio para sembrar su palabra y voluntad al resto del mundo. Y Trump se autoproclama como una especie de mesías profético que va llevar a la práctica sus designios. Mirándolo a los ojos, Mariann Edgar Budde le dijo: Permítame hacer una última súplica, señor presidente. Millones de personas han depositado su confianza en usted. Como usted le dijo ayer a la nación, usted ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga piedad de las personas de nuestro país que ahora tienen miedo. Hay niños homosexuales, lesbianas y transexuales en familias demócratas, republicanas e independientes que temen por sus vidas
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Por supuesto que Trump rechazó la homilía y la actitud crítica de la religiosa. La acusó de politizar el servicio de oración y exigió una disculpa. Como si sus iglesias afines no actuaran políticamente. Las imágenes registraron la incomodidad del presidente. Sin embargo, prevaleció la soberbia de un personaje racista, misógino, supremacista que está violentando al mundo. ¡Bravo por la religiosa estadunidense!