Bogotá. Dos aviones de la fuerza aérea colombiana llegaron ayer a Bogotá con 201 ciudadanos deportados de Estados Unidos, dos días después del choque diplomático entre ambos países tras la negativa del presidente colombiano, Gustavo Petro, de aceptar aeronaves militares con migrantes esposados y encadenados.

Los deportados, entre ellos 21 menores de edad, denunciaron que fueron objeto de malos tratos por parte de autoridades estadunidenses.

El canciller, Luis Gilberto Murillo, confirmó que ninguno de los deportados tiene antecedentes judiciales ni en Colombia ni en Estados Unidos. No son criminales.

“No es un sueño americano, es una pesadilla para el que la vive. No sabíamos si era de día o de noche, peor que un preso. La comida que daban estaba echada a perder”, contó sobre su detención el migrante Carlos Gómez.

Son colombianos, son libres y dignos y están en su patria, donde se les quiere. El migrante no es un delincuente, es un ser humano que quiere trabajar y progresar, escribió Petro en X al confirmar el regreso de sus connacionales.

El gobierno colombiano anunció un plan de crédito accesible para apoyar la reintegración de los migrantes.

El canciller Murillo y el embajador colombiano en Estados Unidos, Daniel García-Peña, se reunieron con el enviado especial estadunidense para América Latina, Mauricio Claver-Carone con el objetivo de normalizar las relaciones bilaterales, informó Telesur, mientras el Congreso de Colombia anunció la creación de una comisión de amistad con su par en Washington, con el objetivo de mitigar la crisis diplomática desatada el domingo.