o recuerdo haber escrito “por mi gusto, sino un papelillo que llaman El sueño”. Un papelillo de 975 versos donde pirámides, obeliscos, torres, geometrías vertiginosas y la noche oscura permitieron construir no un poema sobre el conocimiento, sino, a decir de Octavio Paz, sobre el acto de conocer. Con esa larguísima silva, Sor Juana Inés de la Cruz hizo poesía del intelecto ante el cosmos
, y con ella Magos Herrera, más de tres siglos después, una ópera que se presenta en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met).
No todos coinciden al enumerar las partes del poema. Para unos son tres, cinco para otros y para otros más un poema que fluye con sus sonoridades y símbolos como un río.
Vida y obra se entretejen en esta magnífica poeta, pero tan poco común fue una como la otra. Empezó a leer a los tres años, por su deslumbrante inteligencia la invitó a vivir en la corte la Marquesa de Mancera, siendo joven y bonita, como la retrató Miguel de Cabrera, tomó los hábitos de monja y vivió en un encierro monástico rodeada por instrumentos musicales, científicos y libros. Quería vivir sola, como escribió, no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros
. Y, si sumamos a todo eso que fue una protofeminista del siglo XVII que amaba la cocina, cualquier aproximación a su vida y obra es un desafío.
Magos Herrera y Paola Prestini montaron Primero sueño, ópera procesional
para serpentear por los espacios del Met de Nueva York en medio del público.
En octubre pasado, cuando Magos Herrera celebró 25 años de su primer disco en la sala Nezahualcóyotl, anunció su ópera en proceso.
Magos Herrera, sui generis cantadora de historias, ha dicho que hacer esta ópera fue como tejer con Prestini, donde cada una puso un hilo de su personalidad.
La partitura, según Elisabeth Vincentelli, de The New York Times, mezcla lo devocional con matices casi folclóricos, la Sor Juana de Herrera, la monja de negro, canta en un mezzosoprano terroso que complementa las armonías celestiales de las seis monjas de blanco, interpretadas por el conjunto vocal alemán Sjaella
.
Primero sueño, según Octavio Paz, “no es el poema del conocimiento como un vano sueño, sino el poema del acto de conocer. Ese acto adopta la forma del sueño, no en el sentido vulgar de la palabra sueño, ni en el de ilusión irrealizable, sino en el de viaje espiritual… Épica del acto de conocer, el poema es también la confesión de las dudas y las luchas del Entendimiento. Es una confesión que termina en un acto de fe: no en el saber, sino en el afán de saber”.
Sorprende a cualquiera el ardiente deseo de comprender científicamente la naturaleza del mundo físico, la gana de entender todo, saber todo lo posible. Para Góngora, como para Sor Juana, las imágenes eran esenciales, pero para ella también fue conseguir describir con imágenes visuales conceptos filosóficos y realidades científicas
, como señala José Antonio González Boixo.
Entendimos que el poema va de la mano con la posibilidad de soñar; también conocimos la increíble sed de conocimiento que tuvo Sor Juana Inés de la Cruz; su pasión por saber todo es parte de lo que se trata esta obra; es una invitación para honrar a todas las mujeres que han estado antes de nosotras y que abrieron paso para lograr la igualdad de género
, dijo Magos Herrera a Israel Campos Mondragón en estas páginas.
Ahora que vivimos días convulsos, da gusto escuchar en medio del Sueño de silencio sosegado
de Sor Juana, al reloj humano / vital volante que, si no con mano, / con arterial concierto, unas pequeñas / muestras, pulsando, manifiesta lento / de su bien regulado movimiento
.