Espectáculos
Ver día anteriorLunes 27 de enero de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Toros
Los toros sonámbulos de De la Mora
T

odo parecía que querían soñar o dormir los toros sonámbulos de Fernando de la Mora en la arena de la Plaza México. Fantasma irrisorio que besa un nardo en la poesía de Antonio Machado que besa esa flor a la luz de la luna, entre tumbas de un inmenso y desolado cementerio nocturno.

La consideración de la muerte hace soñar y dormir al que no la tiene de ese modo o que la elude al torero echándose el alma a la espalda, con el capote o la muleta. Pero el que no duerme es el toro. Es el toro sonámbulo que no sueña, el que no duerme es el toro. Sólo con su sueño o sueños o su perezoso duermevela, el que no duerme ni sueña es el toro. Como en el ruedo de la plaza, el que manda es el toro. Que es más dice el poeta, mucho más que guerra civil, porque es como un trágico destino común, una fatalidad que respondiese.

En el toreo se trasparenta efectivamente por la máscara que se nos figura de sí mismo ese fantasma del tiempo que es el torero vestido de luces de torear, como lo es el sacerdote revestido para la liturgia sagrada en el sacrificio de la misa, o el encendido también luminosamente en su burla sin sangre. Aquí, la máscara y el rostro ceñidos tan apretadamente el uno al otro por esa aparente identificación toreo, baile, cante, hablan un lenguaje andaluz tan puro que se revela por su esencia y en forma aparente más profunda como en un agua quieta.

Precisamente, porque es esa aparente calma que expresa transparentándose la más angustiosa inquietud, el que baila es andaluz, apenas se mueve, se está quieto o nos lo parece; como el que canta hondo extasiándose en la voz de esa manera, su temblor, su estremecido gemido o grito que enmudece de espanto o asombro al que lo escucha por lo que se ha de ver con el de honda sima de aspecto abismático, a silencio.

El poeta sevillano Agustín Ferrán condensó en dos libros admirables la esencia y sustancia o quinta esencia aquilatadísimas del sentimiento y pensamiento más andaluz en forma de canto, más característico por la copla o cante popular que título a estas diminutas y riquísimas antologías de su decir y cantar más hondo, más profundamente andaluz a una.

La soledad y la otra, la pereza en estos libritos breviarios del más puro manantial de cante hondo andaluz pulsamos desde el título de cada uno enlazados en rítmico latido ese mismo latir de corazón de sangre andaluza que rima en sus dos definiciones titulares este que venimos señalando, ritmo vivísimo de lo andaluz en su soledad y en su pereza, es decir, de una soledad que nunca está sola y de una pereza que no deja nunca de hacer algo que tiene profundísima realidad en una soledad, en suma en una pereza creadora poética de verdad y parece tan específicamente andaluz como expresión más torera en el bailao o la bailoaora que luchan solos con sus sombras.

Que todos, en definitiva, los toreros luchan solos con ese toro de ímpetu oscuro, tenebroso que quiere arrancarles la vida y más que la vida la luz. Ese toro que nunca exagera su poder (el arte de birlibirloque, así le puso don José Bergamín): tan es así que el primer toro de la comida le quitó la zapatilla del ruedo a poderoso torero Fermín Ribera y estuvo en a punto de sufrir una cornada mortal y no tuvo ni ningún rasguño. Alejandro Talavante demostró su maestría con los toros sonámbulos.