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Jueves
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▲ El escritor y editor Julio Trujillo (CDMX, 1969-Cornwall, 2025), durante una entrevista con La Jornada el 7 de octubre de 2009.Foto archivo
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de enero de 2025, p. a12

Con autorización de Trilce Ediciones, publicamos un fragmento del libro Jueves (2021), del poeta Julio Trujillo (1969-2025), que está en circulación. La editorial da a conocer que en breve saldrá a la luz La isla, material que estaba en preparación antes de que se diera a conocer el fallecimiento del escritor el pasado 16 de enero. Jueves también está disponible en forma digital. Los poemarios Una sangre (1998) y El perro de Koudelka (2003), igualmente de Trilce Ediciones, estarán disponibles en forma digital a partir del 27 de enero.

Querías un horizonte circular para el mareo de los sentidos
para dar vueltas sobre el mundo como peonza
¿hasta el delirio?
hasta el desequilibrio de la mente voraz
con tanta sed de tanto si a todos basta una fracción de cielo
unos puños de arena una cerveza bajo el sol
¿por qué deseabas todo el mar todo el azul de un solo trago?
abre los brazos cuánto paisaje cabe en este arco
que trazas con los ojos pero querías un horizonte circular
ver hacia atrás no perderte de nada como un dios
como un tirano ansioso al ignorar
lo que pasaba a tus espaldas como si el cosmos algo te debiera
niño de su juguete despojado
pero era un mundo entero un orbe arrebatado de tus manos
y lo sabías te habías diagnosticado de insaciable
eras capaz de examinarte debajo de tu propio microscopio
de ver cómo flotabas en una gota de agua
pataleando apenas un microbio en el espacio
¿qué se sentía un trago te diera sed de un trago
que tu hambre se quitara con más hambre que un beso te incitara a poseer
a toda la mujer? ¿de qué tamaño fue tu frustración
cuando perdiste al apostarlo todo? porque nunca aprendiste a retirarte a tiempo
y optabas mejor por reventar
por inmolarte en medio de una plaza ya vacía
ya desolada en el amanecer después recomenzabas
juntabas tus pedazos desde el pasmo de una resaca colosal
y lentamente ibas fraguando el próximo estallido
¿tal vez gozando en el festín de añicos? creías que sí
que había un momento extático en la disolución
pero no estabas entendiendo y no aprendías carajo
no aprendías a morir a despojarte de tu propia servidumbre
terrorista de ti otro lugar
ese era el nombre verdadero de tu playa mental
nunca el aquí que se regala como el aire sino la angustia de un allá
por siempre inaprensible como el instante
buscabas con entrañable patetismo
tu propia fecha de caducidad que algún demiurgo
había escondido entre los pliegues de tus venas y arterias
y así te hurgabas como un hombre que ha entrado en la locura
que desespera al no encontrar la comezón original
desde el momento de nacer huías
y ya te perseguías como quien busca entre los puños aferrar
su sombra y cada día nacías
amnésico y creyéndote inocente a manotear detrás de ti
siempre detrás como un cuerpo cosido a una mirada
como un perro que entrara de repente en el espacio de su olfato
todos aquellos días fueron un solo día
como una cinta de Moebius dividida en veinticuatro partes
sobre la cual te desplazabas como un santo o un idiota
alucinando que avanzabas que acumulabas experiencia
mosca topando sin cesar contra el cristal del día
¿no hubo un residuo un sedimento
una madre que te hablara? sabes que sí
podías sentir la gravedad de todas esas horas transcurridas
tus labios reconocían las sales gruesas de la vida
depósitos y magmas sazón de estar y ser
y toda la elocuencia de crecer pero seguiste desplazándote con prisa
¿qué te urgía? como si la quietud y la asimilación
fueran la muerte de verdad como si no quisieras
poner la mano sobre tu hombro y alcanzarte
verte a los ojos dar un largo respiro y perdonarte
¿cuál es tu confesión? ¿puedes articular la multitud de tus desvíos?
¿tiraste todo al tacho del olvido esa laguna anestesiante?
sabes que no que abunda la expresión
que hay un cuchillo atravesándote de nombre lucidez
y su retórica un manantial de verbos y adjetivos
para hablarte para ir alzando el edificio de las palabras
con que te justificas y en esta red que tejes
como una alforja inmensa como un feroz autorretrato
no cabe la memoria no podría
cabe todo menos
eso es tu canción
y no hay falsos aullidos sabe
que en esta catedral de resonancias y ecos
tu filigrana de sonidos con sentido tu telar
tampoco hay redención sólo la tesitura
¿color tal vez? de tu descoyuntada interjección
la música no más
de lo que dices ruido
textura que se queda en el oído perdiste la paciencia
¿cuándo olvidaste cómo estar en un sillón solo en tu cuarto?
¿y cuándo fue que te entregaste a los placeres instantáneos?
hubo una vez en que habitaste la demora fuiste aquiescencia
y saboreaste con deleite cada hora hoy un minuto es una eternidad
contra la que peleas como un insecto bocarriba derrotado
alumno eterno no dejes de escuchar la voz del mar
que suple con sus olas tus ganas de llorar
y también llora a pierna suelta ahora que te has dado un horizonte circular
gira da vueltas sobre el mundo como peonza
y no te pierdas de nada come cosmos
sé una esponja henchida de humildad
un trompo humano y adiposo que todo lo recoge en su girar
y toma nota abre el espectro de tus ojos
hasta que sepan ver el nudo universal que es vasto y minúsculo
que cabe todo en la vertiginosa superficie de tu dedo
un solo grano de la arena leal
vale la pena...