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Museo del Louvre exhibe el acta de nacimiento de la pintura occidental”

La obra de Cimabue abrió el camino al naturalismo, pero su biografía sigue incompleta

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Virgen con el Niño, atribuida al Maestro de San Martino, Maesta, del Museo Nacional de San Matteo de Pisa, y Virgen con el Niño en majestad rodeados de seis ángeles (hacia 1280), de Cimabue.Foto cortesía del Museo del Louvre
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▲ Taller de Duccio, Virgen de Castelfiorentino, del Museo di Santa Verdiana, y Maestro de Bigallo, La Virgen y el Niño rodeados por dos ángeles, del museo BA, Nantes.Foto cortesía del Museo del Louvre
 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de enero de 2025, p. 5

París. El museo del Louvre en París presentó ayer una exposición inédita dedicada al italiano Cimabue (hacia 1240-1302), quien revolucionó la pintura occidental y abrió el camino al naturalismo, pero cuya biografía sigue incompleta.

Titulada Revisar a Cimabue: En los orígenes de la pintura italiana, incluye unas 40 obras, entre pinturas, algunas de las cuales recuperaron para esta ocasión su marco original, y raros manuscritos iluminados.

A través de un recorrido temático, la exposición pone de relieve la novedad de su manera de pintar entre 1280 y 1290: tratando de sugerir un espacio tridimensional, el realismo de los cuerpos y objetos de su época, inexistente hasta entonces, rompe radicalmente con las convenciones de representación heredadas del arte oriental, en particular de los iconos bizantinos.

Los cuadros de Cimabue se comparan con algunos de sus predecesores y sucesores, entre los cuales se encuentran Giotto y Duccio di Buoninsegna, para quienes fue un maestro y que se inspiraron en su ingenio narrativo.

Muchos de ellos han sido prestados por Italia.

Redescubrimiento

Dos cuadros, cuya restauración se completó a finales de 2024, constituyen el eje de la exposición.

El primero, la Maestà, una monumental Virgen con el niño que llegó a Francia tras la invasión napoleónica y que finalmente fue cedida por Italia.

La obra ha sido calificada a menudo como el acta de nacimiento de la pintura occidental debido a la humanización de las figuras sagradas y a la búsqueda ilusionista del pintor, en particular en la representación del espacio con el trono visto de costado.

Su restauración dio la oportunidad de descubrir detalles inéditos que ya no se percibían en absoluto, entre ellos la sutileza de los colores, incluido el resplandor luminoso de los azules todos pintados en lapislázuli, y fragmentos de escritura árabe, explica Thomas Bohl, conservador del departamento de pinturas y comisario de la exposición.

Cimabue fue uno de los primeros artistas europeos en interesarse en la caligrafía árabe.

El segundo cuadro clave es el Cristo burlado, una pequeña imagen que relata un pasaje de la vida de Jesús cuando sufre burlas antes de su flagelación, adquirido en 2023.

Fue redescubierto en Francia en una casa particular en 2019 y clasificado como Tesoro Nacional.

Forma parte de un díptico del cual el Louvre reúne por primera vez los tres únicos paneles conocidos hasta la fecha. Los otros dos fueron prestados por la Galería Nacional de Londres y la Frick Collection de Nueva York.

Cimabue ancla la composición en la vida cotidiana de su tiempo, atreviéndose a vestir a los personajes con ropas de su época. Se hace así eco a las preocupaciones de los franciscanos, promotores de una espiritualidad más interiorizada e inmediata, precisa el comisario.

Cenni di Pepo alias Cimabue ha permanecido durante mucho tiempo como un pintor misterioso que ha fascinado por siete siglos a poetas, artistas, coleccionistas e historiadores del arte.

Se sabe muy poco de su vida, como recuerda el prólogo de la exposición.

Se desconoce hasta el significado de su apodo y sólo algunos documentos de archivo permiten identificar al artista y dar pocos puntos de referencia en su trayectoria.

“Es Dante, en un pasaje de La Divina Comedia, quien forja el mito a principios del siglo XIV: al establecer su importancia, está en el origen de la fascinación que el nombre de Cimabue ejercerá desde los Médicis hasta hoy”, subraya Bohl.

Florencia, Asís, Pisa: sabemos, sin embargo, que trabajó en las iglesias más grandes de Italia y que alcanzó una extraordinaria fama, añade.

La exposición concluye con la presentación del gran San Francisco de Asís recibiendo los estigmas, de Giotto.