stamos en estos días siendo testigos de una transición hegemónica como no la habíamos experimentado desde el periodo entre la primera y segunda Guerra Mundial, con el ocaso del Reino Unido y la nueva Pax Americana
que se institucionalizó con el poderío socioeconómico y militar estadunidense desde 1945. Incluso, desde 1944 (en los acuerdos conocidos como de Bretton Woods, con 44 países, destacando EU, la URSS, China y el Reino Unidos), cuando se iniciaron las negociaciones en las que EU logró imponer un grupo de instituciones que han perdurado hasta hoy en día.
Además de reforzar el sistema de Naciones Unidas, EU no sólo logró imponer el dólar como moneda internacional y de reserva, sino que particularmente un American way of life
, una particular forma de democracia (presidencial y/o parlamentaria), así como el multilateralismo con base en la reciprocidad y el libre comercio de bienes y servicios. Instituciones globales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial fueron fundamentales, así como el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y de Comercio de 1947 y la Organización Mundial del Comercio desde 1995. Estados Unidos también se comprometió a financiar parte de esta nueva arquitectura financiera y militar.
La toma de posesión del presidente Trump, el 20 de enero de 2025, pone en cuestión prácticamente la totalidad de conceptos e instituciones fundadas por EU, arriba descritos. En la inauguración y como candidato, Trump repitió: Hacer de nuevo grande a EU
y que la decadencia americana ha terminado
; la política migratoria, energética y la reforma del Estado serán sus prioridades, según lo publicado por la Casa Blanca en el primer día de la presidencia de Trump.
Más allá del corte eminentemente conservador –regresar a la época dorada de los años 1950 y 1960 de EU– es incluso mucho más importante reconocer que el fundador de la hegemonía estadunidense está erosionando sus propias bases.
Por un lado, al ofrecer perdón a todos los alrededor de mil 600 individuos que han sido acusados de tomar el Capitolio el 6 de enero de 2021; varios incluso ya con sentencias dictadas. Los antecedentes y las implicaciones para la democracia estadunidense –y de otros países– serán profundas, ¿podrá recuperarse la democracia de EU de este embate? Bienvenidos a nuevos debates en América Latina y el Caribe, también en México.
Segundo, las reformas propuestas el primer día de la presidencia de Trump avizoran profundos cambios ambientales y de política económica, buscando que EU recupere fortalezas en los ámbitos energéticos e industriales vía el regreso a energías fósiles (permitiendo que los consumidores
y no el gobierno definan las energías a utilizarse y explotarse) y el masivo uso de aranceles en contra de China, Canadá y México, por lo pronto.
Estas iniciativas, las cuales se concretarán a corto plazo con la ratificación de los principales funcionarios del Ejecutivo, reflejan el fin del multilateralismo y la reciprocidad; en el planteamiento de Trump –probablemente ya desde la presidencia de Biden– desapareció referencia alguna al libre comercio. El planteamiento, más allá de los funcionarios, es contundente: EU tomará las medidas unilaterales requeridas en todos los campos que considere pertinentes, sin excepción. Los compromisos históricos de EU en términos realistas, son letra muerta
. Bienvenidos a una compleja e incierta transición global.
Tercero, respecto a la política exterior, la Casa Blanca es clara en su objetivo desde el 20/1/25: el presidente ordena: De este día en adelante, la política exterior de Estados Unidos defenderá los intereses estadunidenses fundamentales y pondrá siempre a Estados Unidos y a sus ciudadanos en primer lugar.
El multilateralismo y particularmente la reciprocidad son conceptos del pasado; los intereses de EU y su seguridad nacional regirán la futura política exterior de EU, incluso con una significativa influencia de un pequeño grupo de multimillonarios, lidereados por Musk, Zuckerberg y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, entre otros.
Las fronteras en las funciones entre empresarios y políticos son borrosas, desde la contienda electoral, y continuarán durante la presidencia de Trump con negocios múltiples de éstos y otros funcionarios en criptomonedas, servicios financieros, autos eléctricos y otros en los países a los que EU buscaría imponer aranceles.
Las reacciones internacionales, más allá de algunos presidentes invitados a la inauguración, han sido diversas. Países como China han destacado la importancia de relaciones estables, respeto mutuo y la política y principio de Una China
acordado en 1979.
La agresividad de la nueva política estadunidense hacia Panamá y su interés por adquirir
Groenlandia, entre otros, refleja la nueva perspectiva de la política exterior de EU. Trump también dejó en claro el 1/20/25 que impondrá unilateralmente nuevos aranceles a Canadá y a México a partir del primero de febrero. El caso de México es particularmente complejo, ya que Trump explícitamente vinculó los temas migratorios, del crimen organizado y los aranceles. El gobierno de Claudia Sheinbaum seguramente buscará distinguir entre los respectivos temas y lograr negociaciones separadas; por el momento, el poderío de Trump pareciera no estar interesado en una estrategia de este tipo. Es más, no queda siquiera claro si la nueva administración de Trump estuviera interesada en una negociación con México –no existe referencia explícita a tal–, sino que se trata todavía básicamente de un acuerdo entre los propios asesores de Trump, con intereses empresariales y personales diversos, y la elección del Departamento de Comercio de EU.
¿Será?
* Profesor del Posgrado en Economía y coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM