Opinión
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Narcotráfico y crimen organizado
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mbos temas, desafortunadamente, no son nuevos para nuestro país, hemos tenido que lidiar con ellos de diferentes maneras y, en ocasiones, habrá que reconocer que las acciones y las políticas públicas han quedado rebasadas por el rápido incremento y el avance de las células delictivas.

Sería complejo establecer una fecha específica en que el narcotráfico comenzó su desarrollo en México; sin embargo, es probable que tras la difusión que en fechas recientes ha surgido a través de investigaciones, así como de las plataformas de streaming y algunos canales de televisión, ubiquemos los años de 1940 a 1980 como las décadas donde existió un auge y consolidación monopólica de estas organizaciones criminales.

Durante estos años surgieron los primeros grandes cárteles, los cuales comenzaron a crecer gracias a las negociaciones que se llevaban a cabo con algunos integrantes de las instituciones policiales federales, estatales y municipales o bien de las fuerzas armadas; pero ellos no eran los únicos; hay que reconocer que también se buscó corromper a la mayor cantidad de autoridades en los diferentes órdenes de gobierno a través de sobornos y/o amenazas.

¿Qué permitió que estas células crecieran exponencialmente? Es complicado identificar los elementos que impulsaron el rápido crecimiento y expansión del narcotráfico en México, pero, además de la corrupción, a la lista también se deberían añadir: la ambición de políticos gubernamentales o la ayuda de empresarios.

La historia es amplia, pero la expansión y la escala de consumo en Estados Unidos hizo que el ex presidente Richard Nixon declarara la denominada guerra contra las drogas y uno de los puntos críticos en la relación entre nuestros países fue el secuestro, tortura y muerte del agente especial de la agencia antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique, Kiki, Camarena, en febrero de 1985.

De acuerdo con la DEA, se encontraba extremadamente cerca de revelar la operación y los involucrados en una cadena de distribución de drogas de Guadalajara hacia Estados Unidos; por desgracia, su asesinato rápidamente se convirtió en un punto de inflexión al ser el primer agente de la historia de la DEA en ser asesinado; lo que tensó la relación bilateral con el vecino del norte y que hasta la fecha es uno de los puntos más sensibles y prioritarios en las mesas de trabajo de los grupos de contacto de alto nivel.

Es innegable que la ambición de los criminales los ha llevado a no respetar algunas de las antiguas reglas que se establecieron al inicio dentro del crimen organizado, dando paso a las disputas por territorios, mercancía, rutas de distribución, otras actividades ilícitas y lícitas, pero sobre todo a las traiciones dentro y fuera de las organizaciones criminales; lo que se ha convertido en una guerra sin precedentes.

Además, su rápido crecimiento y las enormes ganancias económicas han permitido que múltiples hijos de narcotraficantes comenzaran a tener acceso a educación en universidades prestigiosas del país y en el extranjero, por lo que su papel en las organizaciones criminales impulsó la implementación de negocios lícitos como concesionarios de automóviles, joyería, perfumería, ropa, restaurantes, hoteles, etcétera; tema que abordaré con un poco más de detalle en siguientes escritos.

La violencia en el país se encuentra en momentos críticos; sin embargo, se debe de admitir que, aunque duela reconocerlo, el fortalecimiento de las organizaciones criminales se ha debido en gran medida a la falta de desarrollo social, a la carencia de oportunidades individuales y sociales, y a la poca coordinación entre los niveles de gobierno, lo que ha hecho mucho más fácil que la corrupción avance en los gobiernos municipales, estatales y federales.

Debido a lo anterior, es digno de reconocimiento el trabajo realizado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien ha centrado sus objetivos en la atención de las causas, por lo que destinar más recursos en sectores como educación, cultura, desarrollo regional, agricultura, ganadería y salud, sería un parteaguas para que las personas y los jóvenes no sean obligados a integrarse a estas cadenas delictivas. Pero esto, es sólo un ángulo de atención, el eje fundamental es la seguridad y la procuración y administración de justicia.

En muchas ocasiones los narcotraficantes y criminales son conocidos en sus regiones, pero los pobladores en mayor o menor medida han decidido guardar silencio, evitar el tema y en otros casos brindarles protección, y aunque esto podría parecer normal en nuestro país, el panorama ha comenzado a dar giros inesperados en los últimos años, sobre todo al final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El próximo lunes 20 de enero, volverá a la Casa Blanca Donald Trump, y uno de los puntos constantemente abordados durante su campaña presidencial y ahora en su gabinete ha sido el crecimiento y predominio en partes del país y del mundo de las organizaciones criminales mexicanas, por lo que, de no comenzar a tomar medidas eficaces, podríamos vernos inmersos en una cada vez más rígida y difícil relación con Estados Unidos. Sin duda nuestra seguridad y desarrollo están en riesgo.

* Consultor en temas de seguridad, inteligencia, educación, religión, justicia y política