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Deportaciones: leña al fuego
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yer se cumplió una semana de haberse iniciado uno de los peores incendios forestales en la historia de Estados Unidos. El martes 7 de enero, en las montañas de Santa Mónica, en Palisades, California, un incendio forestal creció rápidamente alimentado por vientos mucho más rápidos de lo normal –160 kilómetros por hora– lo que causó la propagación de las llamas y la imposibilidad de efectuar vuelos para lanzar agua y químicos sobre ellas. Horas más tarde, dos incendios se iniciaron en el condado de Los Ángeles. La mañana del 8 de enero otro comenzó también en Los Ángeles, y uno más en el condado de Riverside.

Debido a los efectos del cambio climático, en la zona de los incendios los ríos atmosféricos descargaron agua en abundancia lo que causó el crecimiento de distintas especies vegetales que, también como consecuencia del cambio climático, se secaron convirtiéndose en combustible para las llamas. Si a eso le sumamos los fuertes vientos, como consecuencia del cambio climático, el resultado es justo el que se vive en California; devastación por un infierno que arrasa lo que se encuentra a su paso al contar con todos los elementos necesarios para alimentar el fuego. Ante ello no hay cuerpo de bomberos suficiente para atender una emergencia que para ser sofocada requiere de apoyo internacional.

La primera delegación internacional en sumarse al combate a los incendios en California fue la mexicana, como lo informó la directora de la Coordinación Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, en la conferencia mañanera de ayer. Setenta y seis especialistas mexicanos en combatir incendios forestales, civiles y militares, elementos de la Defensa y personal de la Comisión Nacional Forestal, en una misma delegación, aterrizaron el sábado pasado en California donde fueron recibidos por el gobernador Gavin Newsom, quien agradeció al gobierno de México y a la presidenta Claudia Sheinbaum el apoyo. Es lo que los amigos hacen, dijo el mandatario, quien también aseguró no sentirse sorprendido por la ayuda debido a una larga relación de amistad entre México y California, y más ahora con la presidenta Sheinbaum. Cuando nos necesiten ahí estaremos, afirmó, para después saludar de mano a cada uno de los integrantes de la delegación mexicana.

Muy distinta la postura del gobernador Newsom a la del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y colaboradores, quienes, en lugar de agradecer a sus vecinos y principales socios comerciales, o a millones de paisanos –tanto de México como de la patria grande– que a diario y a través de su trabajo aportan al crecimiento y desarrollo estadunidense, los criminalizan, insultan, agreden, amenazan con deportarlos y difaman. Apenas hace tres días Elon Musk, chómpira y secuaz de Donald Trump, quien lo integró a su gabinete, replicó con tres puntos suspensivos en la red social que compró y que seguimos conociendo como Twitter, a pesar de que la renombre como X –la misma que dijo su nuevo propietario, sería a prueba de bots, infodemia y se convertiría en un espacio de discusión alejado del odio, pero que al contrario se alimenta de granjas que inundan la conversación con insultos y mentiras– un mensaje que, sin pruebas, criminaliza a Juan Manuel Sierra Leyva, migrante mexicano, como causante de los incendios, lo que suma a la narrativa infodémica que busca construir la falsa percepción de que todo migrante es criminal.

De acuerdo con el censo de Estados Unidos de 2020, la ciudad de Los Ángeles, California, tiene una población cercana a 3.9 millones de habitantes, de los cuales 48.5 por ciento son de origen latinoamericano. Es la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo, donde 43 por ciento de los trabajadores de la construcción son paisanos. A ellos amenazan con deportarlos. De ser así, ¿quién va a reconstruir Los Ángeles tras los incendios?

Al consultar cuáles son los apellidos más comunes en California, después de Smith y Jackson, están García, Hernández, López y González. Al menos 37.7 millones de mexicanos viven en Estados Unidos, país al que generan 338 mil millones de dólares al año; su aportación a la economía es de 338 mil millones de dólares, equivalente al PIB de Colombia. Ochenta por ciento de los salarios que reciben los trabajadores mexicanos en Estados Unidos permanecen en aquel país. Si fueran deportados dejarían de consumir allá lo que provocaría la contracción de la economía de Estados Unidos en más de un punto de su PIB.

En caso de que Trump cumpla su amenaza de deportaciones masivas una vez que rinda protesta no sólo colapsará la economía de su país, tampoco habrá quienes reconstruyan lo devastado por los fuegos en California que, de continuar para entonces, no podrán ser sofocados al haber sido expulsados quienes hoy trabajan en ello.