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Falleció Oliviero Toscani, el fotógrafo que revolucionó la publicidad

Adoptó un enfoque que combinaba compromiso social y estética con campañas sobre la diversidad sexual, la migración o el trabajo infantil

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▲ Una de las imágenes más icónicas de Toscani es de 1992; en ella se observa a una monja besando a un fraile. Esta controversial fase concluyó en 2000 con la polémica serie Sentencia de muerte, que le valió ser despedido de Benetton.Foto Afp
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 14 de enero de 2025, p. 5

Florencia. Oliviero Toscani (1942-2025), el irreverente fotógrafo italiano conocido mundialmente por sus campañas publicitarias audaces y controvertidas, que transformaron la fotografía de moda, llevándola de ser una valoración frívola a un instrumento de expresión social contemporánea, falleció ayer a los 82 años.

Toscani, fácilmente reconocible por su imponente figura, perdió 40 kilos en un año debido a la amiloidosis, una rara e incurable enfermedad que padecía desde hacía dos años, la cual anunció públicamente el pasado agosto. Este padecimiento se caracteriza por la acumulación de proteínas anormales en los órganos, afectando su correcto funcionamiento.

El funeral del fotógrafo, cuyo deceso sucedió en el hospital de Cecina, en la Toscana, se llevará a cabo en privado, informó su familia.

En una entrevista en septiembre con el periodista Corrado Formigli, Toscani expresó: He vivido lo suficiente y me considero muy afortunado, dejando clara su decisión de no querer seguir viviendo en esas condiciones.

Nacido en Milán, empezó su carrera a los 14 años cuando su padre, fotógrafo, le entregó su primera cámara Leica. Estudió en Zúrich, ciudad que amaba, en la Escuela de Artes Aplicadas, de la que se graduó en 1965, comenzando así una carrera internacional.

Toscani llegó a Nueva York tras ganar un concurso fotográfico mientras trabajaba para Harper’s Bazaar en el ámbito publicitario y de la moda. Fotografió tanto a la comunidad afroestadunidense como a figuras de la Factory, de Andy Warhol, con quien entabló una amistad sellada por una famosa fotografía en la que aparecen codo a codo.

Provocación con reflexión

Toscani generó imágenes provocadoras que escandalizaron y polarizaron a la opinión pública. Para él, la creatividad era un excedente de energía, inteligencia y sensibilidad entre el corazón y el cerebro. Debe ser visionaria, subversiva, perturbadora e innovadora, cuestionando estereotipos y modelos caducos. Consideraba su obra un antídoto contra el ejército de los no creativos que, en su opinión, desde posiciones de poder bloqueaban la imaginación y generaban mediocridad y uniformidad.

En 1982 comenzó a trabajar para la marca italiana Benetton, cuyo fundador, Luciano Benetton, buscaba crear una imagen de vanguardia sobre temas universales. La campaña United Colors of Benetton se radicalizó en los años 90, al abordar temas polémicos para promocionar sus productos, lo que convirtió a la marca en una de las más reconocidas a escala internacional.

Una de las imágenes más icónicas de Toscani es de 1992, en la que se observa a una monja besando a un fraile. Esta fase concluyó en 2000 con la serie Sentencia de muerte, polémica campaña que empleaba fotos reales de condenados a la silla eléctrica en Estados Unidos, lo cual provocó represalias que obligaron a Benetton a prescindir de Toscani.

Entre sus campañas más destacadas se encuentran aquellas contra el sida, la anorexia y en favor de la mezcla étnica, en una época en la que el modelo de belleza dominante era europeo. Toscani también denunció la guerra en Yugoslavia, las condiciones de los migrantes centroamericanos en el tren La Bestia, en México, y abordó temas como el terrorismo, el trabajo infantil, la ecología, la religión, la homosexualidad y los derechos de los discapacitados y los ancianos.

Admirador de Richard Avedon, a quien consideraba el maestro de maestros, Toscani adoptó su enfoque de combinar compromiso social y estética, recordando cómo Avedon incluso llevó una mampara blanca a la guerra de Vietnam para realizar sus tomas.

Otra figura influyente en su vida fue su madre, Dolores Cantoni, quien le inculcó la importancia de la observación, mientras su padre, Fedele Toscani, fotoperiodista, inmortalizó momentos históricos como la captura y ejecución de Mussolini. Toscani acompañó a su padre en 1957 a la inhumación del mandatario italiano, donde capturó la imagen de la desconsolada viuda Rachele, publicada en el Corriere della Sera.

Conocido por su carácter directo y su falta de diplomacia, Toscani expresó en una entrevista su repulsión hacia el gobierno actual, considerando a Giorgia Meloni y Matteo Salvini representantes de un nuevo fascismo. Describió a Salvini como una persona deshumanizada, a quien no confiaría ni su huerto.

Adoptó la Toscana como hogar, cerca de Pisa. Vivía desde 1972 en una casa de 100 hectáreas junto con su esposa, la ex modelo noruega Kirsti Moseng, con quien tuvo tres hijos y estuvo casado 50 años.

El Politécnico de Turín se encargará de censar, conservar y difundir las obras como encomendó el fotógrafo. El archivo de Oliviero Toscani, compuesto por más de 500 mil negativos, 210 mil diapositivas, 200 mil positivos y 100 mil impresiones, entre las que se cuentan carteles y portadas, ha digitalizado y catalogado cerca de 2 mil documentos. A partir de 2027, este material estará disponible en la World Design Library.