Tulum, QR., El nuevo Museo de la Costa Oriental, inaugurado en septiembre pasado, tiene la finalidad de que el público viva de cerca la emoción ante la grandeza maya y entienda que esa cultura no ha desaparecido, sostuvo Carmen Gaitán Rojo, directora del recinto.

El museo fue construido como parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) y es el más grande de los recintos culturales recién abiertos en la región, con unos mil 200 metros cuadrados y más de 300 piezas.

Gaitán explicó a La Jornada que la edificación, diseñada por Gabriela Carrillo, emula la grandiosidad de Tulum con la idea de que reciba al visitante y éste no sólo asista a la zona arqueológica, sino que se detenga para ver las piezas del legado maya, que ha tenido expresiones fundamentales, hablemos de Pakal, de la Reina Roja y todo lo que ha sido Chichén Itzá y el mismo Tulum.

Para acceder al museo se atraviesa una explanada, luego un camino zigzagueante entre vegetación y se desciende a un espacio casi ritual. Haciendo el movimiento de una serpiente bajas las escaleras, vas oyendo el paso, las piedras. La idea es que te integres con la naturaleza y que tu paso sea como el de los mayas, que todo sea muy sensitivo y lo vayas viviendo.

La funcionaria hizo hincapié en que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene la intención de que este museo, al tener esta monumentalidad, se convierta también en un faro de cultura para la población local de Tulum, sobre todo para ampliar la visión de la cultura maya con el fin de que la comunidad permita al visitante tener un contacto mucho más directo con las manifestaciones artísticas; para eso hay que tener un promotor cultural, la cual es mi tarea como directora del museo.

Los edificios del recinto están recubiertos con palma de guano y se vincula con su entorno. Desde algunos puntos es posible ver el cielo y, hacia los costados, la vastedad de la selva. Otros materiales empleados son metal y madera. Están ubicados a la vera de una larga avenida que conecta, mediante transportes eléctricos, la estación del Tren Maya y la zona arqueológica de Tulum.

Gaitán se dijo muy honrada y agradecida con Diego Prieto Hernández, titular del INAH, quien pensó que la experiencia que tengo se puede aplicar a este proyecto, pero sobre todo para vincularme con la comunidad y que se sienta orgullosa de donde está y adonde pertenece.

Entre los objetos exhibidos, relató que son expresiones de los estados relacionados con los mayas: Yucatán, Tabasco, Quintana Roo, Campeche y Chiapas. En el museo se reúnen una figura de Ek Balam, el Chac Mool de Chichén Itzá y el gran monarca Pakal, el más prominente de la época clásica maya. Algunas piezas son reproducciones.

Reiteró el interés en transmitir a los visitantes del museo que el mundo maya no sólo es Tulum, sino que es inmensamente más rico: abarca Toniná, Chichén Itzá, Palenque, Calakmul, Kohunlich, Dzibanché. Es vastísimo. Simplemente en la Costa Oriental, en Quintana Roo, hay sitios como San Gervasio, Cobá y Muyil. Es enorme; lo que la gente puede ver aquí es una probadita.

Tres pisos de belleza femenina

Entre lo que se puede observar destacó la reproducción de una pirámide de Calakmul que recrea la vida de las mujeres, lo que cocinaban y comían. Aunque ya no está abierta al público el recinto original, se puede ver una representación de cómo conversaban entre ellas, intercambiaban alimentos, las maneras en que se peinaban y vestían, así como dónde tenían a los hijos y los utensilios que usaban. Esta estructura en Calakmul da cuenta de la única representación que es totalmente femenina. Tres pisos repletos de belleza femenina en movimiento.

La funcionaria se refirió al pulso de algunos artistas del pasado que plasmaban su talento en cerámicas y ya firmaban sus obras: el trazo fino, la caligrafía, la perfección con tinta china y pincel. No hay equivocación.

Afirmó su fascinación por el tránsito de la semilla a la cerámica, en el que hay mucha inteligencia y reflexión para transformar en la mente una inspiración natural y luego plasmarla. Esa abstracción se convierte en una obra de arte y habla de una mente muy sofisticada.

En la colección destaca una pieza proveniente del salvamento del tramo cinco del Tren Maya. La ex directora del Museo Nacional de Arte comentó que se trata de la representación de una serie de personajes que conserva pigmento. “A las figuras les destruyeron la cara. Cuando querían que un personaje desapareciera le mochaban la nariz, y aquí sus enemigos hicieron lo mismo, pero no se conformaron con ello: los ojos están al revés. Que mejor manera de humillarte que cortarte la cabeza y ponértela al revés.

También se exhibe una reproducción de los murales de Tulum, que fueron cubiertos para protegerlos de la sal, la lluvia y el viento. Tienen la característica de que son muy mixtecos. No son los barrocos con penachos, el movimiento y la sensualidad, son mucho más rígidos. Figuras con menos expresión humana. Son mucho más difíciles de interpretar. Otra característica muy especial de Tulum es que no tienen otro color más que el negro y el azul, que me parecen de una elegancia suprema.

El museo, que se ubica en el Parque del Jaguar, se desarrolló con la noción de que sientas la expansión y que los ventanales den una idea de que afuera es como adentro y viceversa. Todo el recinto está circundado por terrazas desde donde se ve la selva y el museo; asimismo, incluye salas para exposiciones temporales y espacios donde se pueden dar talleres y expresiones artísticas.