Con la finalidad de detectar cambios menores y en fases tempranas de la actividad del volcán Popocatépetl, expertos de la UNAM utilizan nuevas tecnologías con base en sensores de banda ancha, a través de los cuales miden la microsismicidad y señales de periodos largos y cortos.

El coloso más vigilado del país también es monitoreado con uso de la inteligencia artificial, con el machine learning, para leer y analizar datos simultáneos provenientes de 19 estaciones sísmicas que detectan movimientos en el volcán.

La nueva tecnología complementa los otros sistemas con los que se monitorea el volcán, por lo cual no sustituye a ninguno, sino que descifra los campos de ondas para conocer la dinámica del conducto volcánico con estudios a diferentes escalas.

La investigadora del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Alejandra Arciniega Ceballos explicó que hacen observaciones y mediciones de campo, como sismicidad, infrasonido, detección de gases y revisiones con GPS; además de estudios en laboratorio donde no se pueden examinar ni medir en campo.

Recordó que el volcán Popocatépetl se caracteriza por una persistente actividad eruptiva, de pequeñas a intensas emisiones de gases y cenizas, y para su estudio la investigación en laboratorio es esencial, porque no se puede analizar directamente en el campo.

Sébastien Valade, también investigador del mismo instituto, señaló que desde el espacio se estudian los mecanismos de construcción y destrucción de los domos volcánicos, con el uso de un radar que emite su propia onda electromagnética y la registra cuando se dispersa hacia el volcán, lo cual es una contribución original al monitoreo del coloso y una forma de conocer el estado de su actividad desde afuera.

Cada día en el Popocatépetl se registran cientos de señales sísmicas que los expertos deben descifrar y por ello la necesidad de contar con los sistemas más avanzados y tener una mejor interpretación de su actividad.