La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) destacó que la región ha experimentado una notable expansión de las políticas de protección social no contributivas en los sistemas de pensiones y en los programas de transferencias condicionadas.

La población que reside en hogares que reciben este tipo de beneficios aumentó de 3.6 a 27.1 por ciento de 2000 a 2022, incluso en 2020, la proporción fue de 22.5.

En su documento Panorama social de América Latina y el Caribe 2024. Desafíos de la protección social no contributiva para avanzar hacia el desarrollo social inclusivo, el organismo detalló que la cobertura de ese tipo de pensiones para personas de 65 años y más subió de 3.4 a 31 por ciento en la región.

La Cepal indicó que en los pasados 20 años la cobertura de los sistemas de pensiones no contributivas aumentó más de 27 puntos porcentuales entre las personas de 65 y más; también en ese lapso la pobreza se redujo 14.3 por ciento.

Agregó que en la mayoría de los países donde la cobertura total de los sistemas de pensiones es inferior a 50 por ciento de las personas de 65 años y más, la incidencia de la pobreza supera 20 por ciento en ese grupo etario.

Eso muestra el importante papel de los sistemas de pensiones no contributivas en la disminución de la pobreza en la vejez y el avance en su erradicación, destacó la Cepal.

En 2022, la pobreza llegaba a 15.1 por ciento entre la población de 65 años y más, y los niveles de inversión social adicionales requeridos por los sistemas de pensiones no contributivos rondarían 0.7 por ciento del PIB en 2035 para cubrir a 40 por ciento de la población más pobre, lo que apoyaría significativamente los avances para erradicar la pobreza en la vejez de la región.

Por eso, es fundamental fortalecer la protección social no contributiva en la infancia, ya que en la región, niñas, niños y adolescentes fueron los grupos de poblaciones más afectados por la pandemia.

En 2020, se estimó que la pobreza en América Latina afectó a 51.3 por ciento de la población. Si bien en 2022, llegaba a 42.5 por ciento de este grupo, esta incidencia era considerablemente mayor que la de los demás grupos poblacionales.