Barrios tradicionales, en extinción
La renta en los hutong puede superar 250 mil pesos al mes
Lunes 13 de enero de 2025, p. 16
Pekín. En medio de una ciudad donde lo vertical parece la norma y prácticamente donde paren los ojos se imponen columnas de acero y vidrio que dominan el paisaje, si se baja un poco la vista se observan unas pequeñas construcciones que rompen con esa normalidad, una suerte de laberintos que parecen a punto de ser devorados por la modernidad
vertida en rascacielos: los hutongs, las entrañas de la urbanización en el Pekín antiguo.
Desde cualquier piso medianamente alto se pueden observar estas depresiones grises. En el relieve destacan los techos a dos aguas combinados con algunos trozos de madera y pequeños patios que dan la imagen de una ciudad fantasma. Eso es desde las alturas –que las hay muchas en Pekín–, pero si se hace un acercamiento, estos antiguos callejones muestran otra cara, la de cualquier otra metrópoli cuya nostalgia
se vuelve atractiva para extranjeros, a costa de desplazar a sus antiguos habitantes.
Los hutongs son pequeños callejones en los alrededores de la Ciudad Prohibida, la ciudadela a la que sólo podían entrar la familia del emperador, los guardias y sirvientes. Entre más se esté dispuesto a perderse en estos callejones el paisaje se intercala, se llena y se vacía; va del Pekín más antiguo y tradicional al más turístico y occidentalizado, donde las rentas de la vivienda pueden superar el equivalente a 250 mil pesos por mes.
Cafeterías, galerías y tiendas de antigüedades hay casi tantas como baños públicos. Si se avanza un poco más se verán gallos enjaulados, bicicletas apostadas contra los muros, filas de autos estacionados a milímetros de la pared, fierros amontonados, obras públicas y privadas a medias, tendederos, algún turista voluntariamente perdido y habitantes locales alrededor de una mesa que dudan entre seguir con sus actividades y lanzar una breve mirada a los curiosos.
Conectados a los hutongs están los siheyuanes –las casas cuadrangulares construidas en torno a un patio– y se han vuelto vestigios que datan de la China imperial de finales del siglo XIII. Desde ese tiempo han sido escenario de la cultura y los cambios sociales en el país. Con la caída del imperio estos barrios contuvieron la urbanización más hacinada del Pekín del siglo XX, y fue en estas pequeñas construcciones que encontraron vivienda muchos de los trabajadores migrantes que llegaron a la capital.
En los pequeños departamentos en que se fraccionaron los siheyuan cobró vida la rápida urbanización de Pekín, pero con la meta de modernización que China se impuso en las últimas tres décadas, muchas de esas antiguas construcciones cedieron terreno frente a edificios de mayor tamaño.
Doloroso y hermoso
De acuerdo con registros públicos, sólo queda en pie un tercio de los hutongs que existían hasta la segunda mitad del siglo pasado, mil de cerca de 3 mil. La magnitud de esta pérdida ha dado lugar a políticas para preservar los barrios tradicionales, la más importante es el Plan Maestro de Urbanismo de Pekín (2016-2035).
A la par, el poder adquisitivo de los chinos ha despegado (sobre todo en la última década), lo que ha provocado que pobladores locales adinerados se hagan de casas en los hutongs, las remodelen y las pongan en renta, al tiempo que algunos extranjeros han comprado
siheyuanes, los cuales equipan con baño, calefacción, cocinas e incluso con amenidades como albercas techadas.
En China la propiedad privada no existe como tal. La tierra urbana pertenece al Estado: por ello, la compra de vivienda en realidad es una especie de arrendamiento por 70 años. Para chinos y extranjeros adinerados esta incertidumbre no es problema. La vida en los hutongs, que hasta hace unos años se percibía como incómoda, se vuelve cada vez el principal terreno para la gentrificación y las ganancias que conlleva.
¿Qué te digo? Es justo eso. Es doloroso y hermoso vivir aquí
, comenta Sarah, una migrante canadiense que paga renta en un hutong remodelado.
De manera similar a lo que ocurre en la Ciudad de México, donde promotores inmobiliarios inflan los precios de la vivienda en antiguas vecindades del Centro Histórico con la narrativa de lo pintoresco e histórico
, al tiempo que encarecen la zona para sus antiguos pobladores, la vida en los hutongs puede ser una de las formas más sencillas de ver la desigualdad en pleno casco histórico de Pekín.
No es raro conocer extranjeros que habitan al estilo bohemia en los hutongs: músicos, artistas, periodistas; incluso personas dedicadas a las finanzas, pero hay dos formas de vivir aquí. La primera, como la mayoría de los antiguos pobladores lo haría, en un pequeño departamento con un solo baño compartido con otras familias de la cuadra
. La segunda, en un edificio restaurado con baño y salida séptica propias, calefacción y otra serie de servicios que marcan las diferencia propias del poder adquisitivo.
Estos antiguos edificios se han convertido en un mercado de vivienda para extranjeros, al grado que los anuncios clasificados se ofertan con un interlocutor que promete hablar inglés fluido
.
“He vivido en los hutongs durante muchos años y amo profundamente este estilo de vida. He estado involucrado en el alquiler de casas en hutongs durante varios años, ofreciendo una amplia gama de propiedades con alquileres mensuales de 4 mil a 100 mil yuanes (11 mil 300 a 282 mil 499 pesos)”, publicó el usuario David
en un clasificado en The Beijinger en diciembre pasado.
Ahí anuncia una maravillosa casa hutong con estilo retro y buen gusto, una habitación, 9 mil 500 yuanes/mes, (26 mil 841 pesos) al lado del Metro Dongsi
.
Deja entrever la dimensión del espacio, que bien podría ser un loft con tapanco, como otros tantos: ¡Perfecto para una persona o una pareja!
; así como algunas de las comodidades que no son la norma para este tipo de construcciones: calefacción, inodoro inteligente, baño limpio y seco.
Tratos entre cosmopolitas
Otro clasificado empieza así: Mi nombre es Nina. Tengo todas las casas hutong en alquiler aquí. El alquiler mensual puede ser de 5 mil a 50 mil yuanes. Tengo una buena educación universitaria, tengo experiencia de vivir en el extranjero y puedo comprender muy bien las necesidades de mis amigos extranjeros y puedo expresarlas con mucha claridad
.
En Pekín el precio de la renta promedio de un departamento con una habitación en el centro de la ciudad es de 6 mil 736.84 yuanes (alrededor de 19 mil pesos mexicanos). Los anuncios clasificados de vivienda en dúplex restaurados pueden llegar hasta 100 mil yuanes (282 mil pesos mexicanos), un precio que dista incluso del costo de rentar en un departamento de Sanlitun, un barrio que las páginas de turismo presentan como “la zona más top para salir de fiesta y conocer la vida nocturna en Pekín”.
La invasión de los hutongs por extranjeros se reviste de una romantización por los espacios combinada con cierto desdén por el turismo local. Por ejemplo, en una plática un estadunidense que vive desde hace décadas en la capital puede cantar las bondades de ese Pekín subterráneo, que fue tomando forma al tiempo que pululaban los cafés, las galerías y los bares punk. ¿El problema? Los ríos de turistas que vienen de la zonas rurales o de otras ciudades pequeñas
.
Como si el reconocimiento del casco antiguo de su ciudad por parte de los mismos chinos afeara la atmósfera, ese mismo extranjero, ahora propietario de un siheyuan, no dejará de hacer una mueca de disgusto cuando hable de los ríos de turismo local que recorren los hutongs celular en mano, listos para una foto o selfii, y en la otra alguna fritura tradicional o un helado.
En una reseña no pedida, ese estadunidense dirá sobre Nanluoguxiang: Solía ser una de las calles más interesantes, pero ahora está repleta de turistas locales
. Cualquier cosa que eso signifique.
*Esta nota fue elaborada durante una cobertura en China que concluyó en diciembre