n lugar de sus permanentes bravuconadas, amenazas y chantajes, el gobierno de Estados Unidos debe compatibilizar discurso y acción: un día sí y el siguiente también culpa a terceras naciones (con México en primer lugar) por el incontenible tráfico de enervantes hacia su país (nunca menciona a los insaciables consumidores gringos, ni a sus porosas cuan corruptas aduanas y menos a sus dealers), pero no mueve un dedo para impedir o, cuando menos, aminorar el creciente trasiego de armas de procedencia estadunidense hacia territorio mexicano, las cuales se destinan a incrementar el de por sí elevado poder de fuego de los cárteles de la droga, es decir, los mismos grupos criminales que introducen los estupefacientes. Como siempre, doble rasero.

Por esto último, el fiscal Alejandro Gertz Manero salió de su tortuguera y ayer, durante la conferencia matutina de la presidenta Sheinbaum, dio a conocer un informe del Departamento estadunidense de Justicia en el que reconoce que 74 por ciento de esas armas letales que ingresan a México, que son las que nos están causando un daño fundamental, vienen de Estados Unidos. Es un informe que nos está ratificando todo lo que ha sufrido nuestro país por culpa de esta abundancia de armamento de alto nivel, que ha sido una de nuestras luchas fundamentales. Y en esta ocasión ellos reconocen que oficialmente y controlado por ellos es 74 por ciento. ¿Cuánto hay además de eso de cifra negra? Entonces, es el propio vecino del norte el que genera y multiplica la letalidad de lo que estamos nosotros teniendo que sufrir en México.

Así es: por un lado, el gobierno estadunidense públicamente se queja de los cárteles de la droga y el creciente tráfico de enervantes, pero, por abajo del agua da carta blanca para que esos mismo cárteles se abastezcan sin ningún impedimento ni límite de armamento de alto poder, en un círculo vicioso retroalimentado por las propias autoridades de aquel país y que parece no tener fin, aunque al mismo tiempo es utilizado por la Casa Blanca para sus fines geopolíticos. Total, dicen por allá, los muertos los pone México y las sobredosis son made in USA.

Gertz Manero lo planteó así: cómo es posible que una producción de armamento, que es una producción industrial donde se lleva un catálogo clarísimo de cómo se formulan todas las armas, cómo se establece toda la cadena de producción y luego cómo se comercializan, y a partir del momento de la comercialización, todos los esfuerzos mexicanos para poderle dar seguimiento a las armas que estamos deteniendo aquí se encuentra con un tope dentro del sistema estadunidense y que los sistemas de control que ellos tienen son de un atraso tal, que la información que nosotros pedimos puede tardar meses en llegar. Es decir, es toda una especie de conspiración para que pueda penetrar en México esa cantidad de armamento. Esto es un asunto realmente muy, muy grave.

Y el fiscal detalló el procedimiento: “cada vez que un arma es asegurada por alguna autoridad, tanto local como federal, tiene la obligación de darnos toda la información, entregarnos el arma. Nosotros hacemos un registro de los números, las armas tienen una serie de numeraciones internas. Y de inmediato pasamos esa información al gobierno de Estados Unidos. Y no se nos olvide lo que pasó con Rápido y furioso, que es un asunto que todavía no se acaba de resolver. Y esa información de inmediato la da a conocer el gobierno de México al de Estados Unidos para que se le dé un seguimiento interno desde su producción hasta su comercialización; los resultados que hemos tenido de ninguna manera son satisfactorios y por eso, es esa cantidad de armas”, es decir. 74 de cada 100 ingresan al país procedentes de territorio gringo. Pero la Casa Blanca voltea para otro lado y finge demencia, porque su prioridad es su industria armamentística.

A su vez, la presidenta Sheinbaum dijo: a ellos les preocupa la entrada de estupefacientes a Estados Unidos desde territorio mexicano; a nosotros nos preocupa y ocupa el tema de la entrada de armas de Estados Unidos a México. El problema del consumo, sin decir que en México no hay, está en allá, y la violencia, la pérdida de vidas está aquí. Por ello, es muy relevante que el Departamento de Justicia reconozca lo que aquí decimos desde hace mucho tiempo.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, dice el fiscal, “desde Rápido y furioso se hizo una investigación completa sobre algo que ocultaron tanto las autoridades mexicanas en ese momento como las estadunidenses”. ¿Y Felipe Calderón? Impune y protegido por la ultraderecha gachupina.

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