Consta de un centenar de piezas que reflejan todas las posturas
de la polémica, dice el curador Luis Rius Caso
Jueves 9 de enero de 2025, p. 2
Al escribir la novela El espía de Franco (2019), el historiador y crítico de arte Luis Rius Caso retomó las polémicas existentes en los años 40 y 50 sobre el mestizaje y, para muchos, su mala asimilación. El libro gira en torno al asesinato de José Gallostra, quien llevaba dos años aquí como ministro extraoficial de la España franquista cuando, el 20 de febrero de 1950, fue asesinado a tiros en una calle de la Ciudad de México.
La controversia en torno al mestizaje llegó a un punto álgido con el redescubrimiento en 1946 de los restos de Hernán Cortés en la iglesia de Jesús Nazareno, anexa al Hospital de Jesús, y luego el hallazgo en 1949 de la tumba de Cuauhtémoc gracias a un documento supuestamente firmado por el fraile franciscano Motolinía, que describía la ubicación del entierro, que concordaba con la tradición oral de la localidad de Ixcateopan, Guerrero. Ambas fuentes indicaban que los restos del último tlatoani se encontraban debajo del altar de la iglesia de Santa María de la Asunción en dicha comunidad.
Tal atmósfera dio pie a Sobre los huesos de Cuauhtémoc y de Hernán Cortes: Diego Rivera y el gran debate sobre la mexicanidad, exposición de cerca de un centenar de piezas, entre óleos, dibujos, documentos, fotografías, obra gráfica, impresos, esculturas, publicaciones y un filme, montada en el Museo Mural Diego Rivera (MMDR). La muestra parte de dos tópicos medulares: la construcción de la identidad mexicana y la memoria que del pasado se resignifica en sucesivos presentes, que lo culpan o lo revisan de manera crítica
.
Para Rius Caso, curador de la exhibición, se trata de mostrar todas las posturas
respecto de esta polémica que se aviva porque en los años 40 viene una especie de revisión de qué nos dejó la Revolución Mexicana
. Incluso muchos historiadores se remontan a la Independencia, cuya efectividad
se cuestiona. De allí, se van hasta la Conquista, diciendo que el mal viene desde entonces. Esa discusión ya existía; luego encuentran los huesos
.
En esta polémica, Diego Rivera fue uno de los protagonistas, con imágenes y palabras, como evidencia la exposición. El muralista, quien era antihispanista, manifestaba su posición desde tiempo atrás como se percibe en El Insurgente, publicación independiente (encontrada en el archivo del artista en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo), que al parecer sólo vio la luz entre 1936 y 1937. Rius Caso fue director del recinto, así como del MMDR, de 2013 a 2019.
Aparte del periódico, en el archivo se hallan otros materiales muy raros
, como “residuos de discos de himnos españoles, como el de la Legión que fundó Millan Astray, titulado El novio de la muerte. Eso demuestra que Diego tenía interés en estudiar lo español para estar en contra. Otros discos tienen la Canción de la falange, interpretada por coros militares, así como la canción La muerte de Manolete, coplas de Miguel de Molina, pasodobles y flamenco”, apunta el investigador.
Material inédito
La exposición comprende material entre inédito y poco conocido. Se documenta, por ejemplo, con fotografías, el viaje que hizo Rivera a Ixcateopan con el objetivo de revisar el hallazgo
de su amiga, la arqueóloga Eulalia Guzmán: Diego enloquece de felicidad y dice que sí son los huesos de Cuauhtémoc. Para mí tuvo una influencia decisiva
. En las imágenes se aprecia cómo Rivera reconstruye
el esqueleto. Incluso pidió que los detractores fuesen fusilados como traidores: por la espalda
.
Luego del redescubrimiento de los restos de Cortés, hecho que provocó cólera en muchos mexicanos
, Rivera pintó en 1947 el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en el que retrata al conquistador con las manos manchados de sangre. La obra se hizo originalmente para el Hotel del Prado, inmueble dañado en los terremotos de 1985, y luego demolido. Al año, el mural fue trasladado al MMDR, construido expresamente para albergarlo. En el conjunto muralístico que Rivera realizó para el Palacio Nacional representó a un Cortés sifilítico
.
Visiones
La postura del muralista se contrapone con la de sus colegas de la época, como José Clemente Orozco, quien era panhispanista
o David Alfaro Siqueiros, quien hace una simbiosis de ambas herencias
para crear un nuevo mexicano
. También se presentan las visiones de personalidades como José Chávez Morado, Jorge González Camarena, Manuel Rodríguez Lozano, Leopoldo Méndez, Alberto Beltrán, sin olvidar las de artistas contemporáneos como Daniel Lezama, Gustavo Monroy y Érik Pérez.
Vicente Rojo también está presente, pero no el pintor abstracto y geométrico de series como Señales o México bajo la lluvia, sino uno semifigurativo
, faceta poco conocida, aunque en el lienzo se perfila al artista que llegará a ser. El óleo sin título, que lleva entre paréntesis el subtítulo Batalla de la Conquista, es de 1958, mide 1.22 por 3 metros y proviene de la colección del Museo Kaluz.
Uno de los puntos fuertes de la exposición es la inclusión de material inédito o poco visto. Es el caso de Francisco Marco Chillet, exiliado español y gran dibujante
: Era un escenógrafo que trabajó en la época de oro del cine mexicano. Dibujó campos de concentración, ya que estuvo preso, y de pronto se interesó por el tema del mestizaje, también en la Conquista, en parte debido a un diorama que realizó para el Museo Nacional de Antropología
.
El de la Conquista no ha dejado de ser un tema atractivo para el mundo del arte.
Sobre los huesos de Cuauhtémoc y de Hernán Cortes: Diego Rivera y el gran debate sobre la mexicanidad permanecerá hasta el 16 de febrero en el Museo Mural Diego Rivera, ubicado en Balderas y Colón, colonia Centro.