No perder la brújula // Trump, rey del descontón // Amagar para cosechar
// La mira, en México
COLABORACIÓN CON EU EN LA CRISIS DEL FENTANILO. Sobre la premisa de que México es independiente, colabora en la lucha contra el tráfico de drogas, señaló la Presidenta en la mañanera de ayer.Foto Yazmín Ortega Cortés
onald Trump busca amenazar y confrontar todo lo que le sea posible, en función de captar finalmente lo que las circunstancias le permitan: Canadá, Groenlandia, Venezuela, China y México, por citar ejemplos.
Múltiples flancos abiertos desde una presidencia inminente, para mantener activa a su base social (sobre todo la porción más extremista) bajo la premisa de volver a Estados Unidos a la grandeza que evidentemente ha ido perdiendo de manera acelerada. Trump, el rey del descontón; jugador fullero, cínico y mentiroso, delincuente (por decisión de un jurado) que habrá de ejercer el mando del imperio en decadencia, especialista en la rudeza hasta donde los contrarios le permitan.
Ayer, en un apretón más de tuerca declarativa intimidante, el multimillonario narcisista reiteró su unilateral credo a conveniencia que pretende cargar sólo a México la culpa del problema en dos vías que significa el crimen organizado, en especial el tráfico de drogas, como el fentanilo; también insistió en el retiro de inversiones estadunidenses en México y, en el colmo de la vocación por el escándalo, que le es nutricia, anunció que cambiará el nombre del Golfo de México por Golfo de América, aunque tal decisión corresponde al derecho internacional y tendría que contar con el visto bueno de los países involucrados, Cuba y México, además del propio Estados Unidos.
Sin embargo, tales explosiones retóricas no son meramente ocurrencias o disparates ocasionales. Trump tiene un proyecto fundado en un renacimiento nacionalista de la potencia menguante y tiene el apoyo de segmentos empresariales, tecnológicos (Musk, una especie de vicepresidente ejecutivo), políticos y sociales. En ese camino, México es un apetitoso manjar para ajustes en materia migratoria, comercial y de narcotráfico.
Desestabilizar y debilitar a México es necesario para los planes trumpistas porque, en el escenario latinoamericano, el de la presidenta Sheinbaum es el gobierno progresista o de corte popular con mayor poder institucional concentrado y, posiblemente, con mayor capacidad de resistencia ante los embates desde Washington, que pueden ser muy espectaculares en las primeras semanas (con visos de golpear seriamente a la economía nacional, los migrantes sin documentos y los cárteles dominantes).
Es importante no perder la brújula política, geopolítica e ideológica en la confrontación que está anunciando el futuro mando estadunidense. Desde Venezuela se pretende entrampar a las izquierdas y los gobiernos que con diversa gradualidad en ese flanco se inscriben: Nicolás Maduro y su administración merecen firmes críticas, pero el factor abiertamente injerencista de EU y Trump busca comenzar a desmantelar, o cuando menos deteriorar fuertemente, a los gobiernos que no tiene alineados.
En Ecuador se vive al mismo tiempo una opereta bufa en la que el júnior proyanqui, Daniel Noboa, hace campaña para su relección sin dejar la Presidencia de la República y desplazando tramposamente a su vicepresidenta original para instalar, a dedo, a una pieza suplente. En Argentina, Milei es el agente favorito de las elucubraciones trumpianas hechas desde Miami y próximamente desde la Casa Blanca.
En México, el apoyo interno al proyecto intervencionista de Trump y sus aliados no ha ido más allá del anhelo explícito, sobre todo en redes, de que un poder extranjero salve
al país que ellos, esos opositores, no han podido remediar ni cuando tuvieron el poder ni ahora desde una marginalidad que los vuelve desesperados en busca de una furibunda y humeante ayuda maximiliana.
El gobierno de la presidenta Sheinbaum tiene un cuadro pleno de contradicciones, con miembros del gabinete, del control legislativo y de la banda de gobernadores que no responden exactamente al mando de la científica, y problemas presupuestales y operativos diversos. Ya se verá hasta dónde puede resistir y superar México los retos del próximo presidente de Estados Unidos, peleador en varias pistas, pero enfocado especialmente en nuestro país. ¡Hasta mañana!
Facebook: Julio Astillero