Washington. El futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desmintió ayer una información periodística que asegura que sus asesores estaban explorando planes arancelarios que sólo cubrirían importaciones críticas.

“La historia en The Washington Post, citando supuestas fuentes anónimas, que no existen, afirma incorrectamente que se va a recortar mi política arancelaria. Eso es falso. The Washington Post sabe que es falso. Es sólo otro ejemplo de noticias falsas”, escribió en una publicación en su red, Truth Social.

El Post, citando a tres fuentes familiarizadas con el asunto, informó que los asesores de Trump estaban explorando planes arancelarios que se aplicarían a todos los países, pero sólo cubrirían ciertos sectores considerados fundamentales para la seguridad nacional o económica, en lo que representaría un marcado cambio respecto a las promesas de campaña.

Trump, quien asumirá el cargo el 20 de enero, se comprometió a imponer aranceles de 10 por ciento a las importaciones del resto del mundo, junto con un arancel de 60 por ciento a los productos chinos, tasas que, según expertos, alterarían los flujos comerciales, elevarían los costos y provocarían represalias contra las exportaciones estadunidenses.

Según el periódico, los planes están en proceso de elaboración y aún no se han ultimado.

Las discusiones preliminares se han centrado en gran medida en varios sectores claves que el equipo de Trump quiere traer de vuelta a Estados Unidos, dijeron las fuentes a The Washington Post.

Esos incluyen la cadena de suministro industrial de defensa (a través de aranceles al acero, el hierro, el aluminio y el cobre), suministros médicos críticos (jeringas, agujas, viales y materiales farmacéuticos) y producción de energía (baterías, minerales de tierras raras e incluso paneles solares), dijeron dos de las personas, según el medio.

Reuters informó el mes pasado que un documento del equipo de transición de Trump recomendaba imponer aranceles a todos los materiales de las baterías eléctricas a escala mundial, en un intento por impulsar la producción estadunidense y negociar después exenciones individuales con los aliados.

La propuesta a la que tuvo acceso Reuters afirmaba que el gobierno debería utilizar los aranceles de la sección 232, que se centran en las amenazas a la seguridad nacional, para limitar las importaciones.