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Ciudad perdida

Infonavit: dar con los corruptos

S

e diga lo que se diga dentro y fuera del gobierno, lo que se presentó en la conferencia de la presidenta Sheinbaum sobre el Infonavit fue el instrumento más acabado, cuando menos hasta ahora, de las intenciones de los dueños del neoliberalismo en México.

La cloaca que se destapó requiere de un análisis muy serio de lo que sucede en ciertos niveles del poder y debe involucrar a todos los componentes del manejo de las decisiones de gobierno.

Las pruebas son contundentes y en todas los trabajadores terminaban perdiendo. Era, o es, no me queda claro, el summum, la cúspide del aparato de corrupción que azotó al país durante tres décadas.

El diseño estructural del aparato de poder en la institución dejaba fuera de las decisiones oficiales a los directores del organismo y la impunidad corría de lado a lado. No queremos decir con esto que los personajes que estuvieron a la cabeza del Infonavit fueran culpables de algo ni tampoco podemos hablar de absoluta inocencia, no, a lo más que llegamos es a pedir que se investigue a fondo y se establezcan los parámetros de justicia que exigen los hechos que se juzguen delictivos.

Por eso nos extrañó que se abriera esa caja de Pandora sin tener a la mano las órdenes de aprehensión de los culpables de cometer, por ejemplo, fraude en contra de los trabajadores.

Las formas de eludir la justicia, esa red de protección que se creó en el sistema de justicia para cubrir de impunidad a quienes han violado la ley –todos, o casi todos en el organismo–, podrían ser aprovechadas para impedir, una vez más, que se actúe en bien de las víctimas de la ambición y la voracidad del cártel del Infonavit.

La denuncia pudo haber causado, nada se nos ha informado, que muchos delincuentes hayan tomado la chequera y desaparecido de los lugares donde los podía localizar la justicia.

Ojalá no fuera el caso, pero son tantos; están dentro y fuera de la instancia. Hay notarios, bufetes de abogados, empresas constructoras, miembros y líderes de sindicatos, funcionarios de casi todos los rangos, familiares y amigos de ellos, tantos y con tantas denuncias que se requerirá de un verdadero operativo para detener a todos los involucrados.

Así pues, hoy es necesario demandar nombres de empresas y personas, pero ya. Si la autoridad se lanzó a abrir la caja, debe decirnos dónde están y quiénes son los culpables.

Mal la pasaría el gobierno de la presidenta Sheinbaum si no hay resultados de la denuncia, y ya se están tardando. Esto porque, si no se tienen los pelos de la burra en la mano y se presenta a los culpables, lo dicho en la mañanera sonará a burla imperdonable a la angustia y el dolor sufrido por las víctimas de las atrocidades cometidas por la sociedad delictuosa del Infonavit.

¿Qué fue lo que animó a la Presidenta a destapar la cloaca? A Claudia Sheinbaum no se le van detalles, así que lo más probable es que ya se tenga un plan para lograr la justicia que requiere la institución a gritos, y nos parece que la reforma que se propone ahora le queda muy corta al problema, así que hay que esperar los resultados de la investigación que realiza ahora.

Tal vez el Infonavit, con todos sus males, ya no sea salvable y tenga que desaparecer, y si eso es lo que corresponde, algo que permita a los trabajadores obtener un techo en condiciones de honestidad tendrá que crearse. ¿Ese es el camino?

De pasadita

Con dados cargados la señora Alcalde llegará a la Fiscalía de la Ciudad de México y ha jurado, con eso estamos de acuerdo, ser independiente de, por ejemplo, la Presidencia de la República o la Jefatura de Gobierno, lo que no nos ha dicho es si se zafará de las cadenas que le ha impuesto el clan de su familia ligado a los Batres o si seguirá obediente a la tribu. De eso, ni pío.