a no hay respeto. Jurado No. 2, la última obra dirigida por Clint Eastwood ha sido estrenada en salas sólo de manera limitada y relegada en toda Latinoamérica a una plataforma digital, Max, por su distribuidora, Warner Bros. Que el último de los cineastas clásicos reciba ese trato es sólo otro síntoma de una industria que favorece la chatarra de rápido consumo, en demérito de las películas pensantes.
Realizada cuando Eastwood tenía 93 años –una edad en la cual la mayoría de las personas están muertas– Jurado No. 2 es un drama jurídico claramente influido por Doce hombres en pugna (1957). Como en ese clásico de Sidney Lumet –su ópera prima, por cierto– un jurado trata de convencer a los demás miembros a que piensen bien antes de emitir su rápido veredicto de culpable.
El detalle es que ese jurado, Justin Kemp (Nicholas Hoult), un escritor con un pasado alcohólico, teme su propia culpa en el caso de una mujer (Francesca Eastwood) muerta después de un pleito público con su novio, James Sythe (Gabriel Basso), quien tiene un historial de violencia doméstica.
A la fiscal encargada del caso, Faith Killebrew (Toni Collette), le conviene una condena pues le ayudaría a ser votada la fiscal de distrito. Sythe es el único sospechoso del crimen, pero Kemp se enfrenta a un dilema moral. Dejar que condenen a un inocente le causaría problemas de conciencia; por otro lado, confesar su involuntaria culpabilidad en el crimen le arruinaría la vida. Resulta que está esperando a su primer hijo con su mujer Allison (Zoey Deutch), quien sufre un embarazo riesgoso.
El guionista debutante Jonathan A. Abrams logra salvar el escollo de la inverosimilitud de la situación, auxiliado por el buen oficio de Eastwood, para plantear un tema central en la filmografía del segundo: las limitaciones de la ley y la ambigüedad de la justicia.
Como suele suceder en el género, la acción principal ocurre en la corte y en el salón adyacente donde el jurado se reúne para discutir el caso. Los doce individuos, además de Kemp, están muy seguros en principio de que Sythe es culpable hasta que aquél comienza a introducir el elemento de la duda. En eso es secundado por un ex policía (J.K. Simmons), quien expone sus propias objeciones. Curiosamente, son los dos jurados negros quienes más insisten en declarar culpable al acusado.
La narrativa se salta la discusión final del jurado y se va directamente al veredicto leído por la jueza (Amy Aquino). La sorprendente elipsis tiene una razón de ser en la resolución del drama.
Eastwood dirige con su acostumbrado estilo sobrio, sin adornos de ningún tipo, y obtiene interpretaciones convincentes de su uniforme reparto. El británico Hoult, en particular, brinda una caracterización sutil de un hombre atribulado por su conciencia. Mientras Collette le da un giro final a su personaje que desmiente su oportunismo político.
No quiero echarle la sal, pero es probable que Jurado No. 2 se trate de la película final en la ilustre filmografía de Eastwood. Un remate digno a una de las obras fundamentales del cine hollywoodense en las pasadas seis décadas.
( Jurado No. 2 se exhibe a partir de hoy en la plataforma Max).
Jurado No. 2
D: Clint Eastwood / G: Jonathan A. Abrams / F. en C: Yves Bélanger / M: Mark Mancina / Ed: David Cox, Joel Cox / Con: Nicholas Hoult, Toni Collette, J.K. Simmons, Kiefer Sutherland, Zoey Deutch / P: Dichotomy Films, Gotham Group, Lightnin’ Production Rentals, Malpaso Productions. Estados Unidos, 2024.
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