El campeón del mundo Oleksandr Usyk y su rival británico Tyson Fury vuelven a enfrentarse hoy en Riad, Arabia Saudita, siete meses después de su primer combate. Aunque pocos deportes presionan tanto a sus atletas en cuestiones de peso, los dos peleadores subieron ayer a la báscula con la ventaja que otorga la categoría de los completos, donde no existe una cifra límite.

Fury (34-1-1, 24 KOs), quien en mayo pasado cayó por decisión dividida, subirá al cuadrilátero con 281 libras, 55 más respecto a las 226 que marcó Usyk (22-0-0, 14 KOs), primer campeón absoluto de los pesos pesados desde que Lennox Lewis lo consiguió en 1999. En un primer episodio que estuvo a la altura de lo que suelen esperar los aficionados al boxeo, logró unificar entonces los cuatro cinturones de la división.

Desde esa fecha, el ucranio renunció a su cetro de la Federación Internacional (FIB), hoy en manos del británico Daniel Dubois. En la revancha de esta noche, estarán en juego otros tres cinturones: los de la Asociación Mundial (AMB), el Consejo Mundial (CMB) y la Organización Mundial (OMB) de Boxeo.

A medida que se fue acercando la esperada revancha, el hombre del bigote y el afamado Gypsy King aumentaron las expectativas generadas a su alrededor, luego de un cara a cara en el que se mantuvieron la mirada durante 11 minutos, el pasado jueves.

El peso de Fury no es casualidad. La misma táctica la puso a prueba en mayo, cuando subió al ring con 262 libras por las 223.5 que puntuó su rival. Sin embargo, esa diferencia no sirvió de nada y terminó por perder el cinturón ante el ucranio. La pelea a 12 asaltos estará disponible en la modalidad de pago por evento mediante la cadena DAZN en la mayoría de los países.

Según el sitio de apuestas deportivas BetMGM Sportsbook, Usyk es ligeramente favorito con probabilidades de 3/4 para ganar. Los números para Fury son de 11/10, mientras que la opción de un empate está cifrada en 15/1. Poco conversador durante la conferencia de prensa, el británico reconoció que después de haber hablado y bromeado durante toda su carrera, ahora está listo para pelear.

Esta vez voy en serio. Causaré daño aquí el sábado. Voy a infligir mucho dolor, declaró.

Usyk, de 37 años, rechazó entrar en el juego de provocaciones verbales. Todo se jugará en el ring, respondió, desafiante.

En el primer enfrentamiento de esta nueva rivalidad, Fury sufrió la primera derrota de su carrera. Antes de medirse a Usyk, se mante-nía invicto en 35 combates, pese a una carrera de altibajos marcada por la depresión y las adicciones.

Su preparación para entonces fue caótica, luego de que un corte en el ojo lo obligó a retrasar tres meses la pelea. Durante los últimos preparativos, su padre, John, asestó un cabezazo a un miembro del entorno de Usyk, y después del duelo se reveló que la mujer de Fury sufrió un aborto espontáneo en vísperas de la función.

Usyk, por su parte, estuvo sonriente y exuberante, bailando y lanzando puñetazos al aire acompañado por la música de la estrella del pop ucrania Artem Pivovarov.

Para este sábado, medios británicos informaron que la bolsa que se llevará el ganador es de 187.7 millones de dólares, de los que Usyk debería quedarse gran parte, al contrario de lo ocurrido en mayo, cuando Fury se embolsó –según reportes– 70 por ciento de la suma.

Desde hace unos años, Arabia Saudita ha invertido masivamente en el deporte para mejorar su imagen, por lo que a menudo es acusado de sportwashing; es decir, utilizar el deporte para desviar la atención sobre su balance en materia de derechos humanos.

Pese a las críticas, el país se está convirtiendo en la capital del boxeo mundial, a base de producciones dignas de Hollywood.

Con información de Ap y Afp