Lluvias y heladas retrasaron y mermaron la producción de romeritos en Tláhuac, lo que encareció el producto, que se vende hasta en 60 pesos el kilo en puntos como el mercado de Jamaica, y seguirá aumentando en los próximos días, explicó José Refugio Núñez Bastida, agricultor de San Andrés Mixquic, donde prevé cerrar la temporada con una cosecha de 50 toneladas que sembró en tres hectáreas.

Refirió que alrededor de mil 200 productores cultivan el quelite, afectados este año por la tormenta de mediados de septiembre, que inundó tierras ejidales que no se pudieron sembrar, algunas partes siguen anegadas, y en octubre 10 días continuos de heladas quemaron los primeros brotes de los cultivos de la zona chinampera; la parcela estaba blanca, parecía hielo.

El cultivo tardó unos 15 días más en volver a vestir, y para el primer corte, a principios de noviembre, no estaba alta la planta.

En media hectárea de su cultivo en el paraje El Llano, en la zona chinampera de Mixquic, estima que sacará cinco toneladas del producto, y de no haberse adelantado las heladas habría sacado hasta 20 toneladas. Asegura que a pesar de esto la siembra es rentable porque el precio en el mercado, hasta 40 por ciento más caro, compensa el menor volumen de producción.

Cuenta que su abuelo Sebastián y su padre Aurelio cultivaron la planta, pero en menor volumen porque no había tanta demanda como ahora, que hay romero todo el año e incluso se exporta a sitios como McAllen, Texas, pero la temporada de mayor producción es para las fiestas decembrinas y de Año Nuevo.

En la cosecha participa toda la familia, hasta los menores –su papá lo llevaba a laborear a los ocho años– y contratan hasta una decena de jornaleros.

José Refugio y su hermano José Juan aseguran que en Mixquic se produce el romero de mejor calidad, y en esto coinciden Francisco Javier López, encargado de despacho de la representación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en la Ciudad de México; Rubí Sánchez, jefa de distrito de Desarrollo Rural, y el técnico Juventino Saucedo, quienes explican que la salinidad de la tierra favorece la producción de la planta.

Arbelia Flores Martínez, cónyuge de José Refugio, lleva el almuerzo a los jornaleros y una muestra del revoltijo que prepara con mole elaborado por ella misma, papas y camarones; prefiere no agregar nopales porque considera que acidifica el guiso, pero aclara que es al gusto de cada persona y lo importante es que no se pierda la tradición de consumirlo en Navidad y Año Nuevo.