Para Azul Katz
l muy reciente libro del filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han La tonalidad del pensamiento, Paidós, 2024, reúne tres conferencias dictadas en abril de 2023 en Oporto, Lisboa y Leipzig, en las que retoma, entre muchos otros temas, su preocupación por una humanidad deshumanizada, por un hombre más conectado y a la vez más solo que nunca, por la disolución y la fractura del Eros como impulso vital fundamental y la falta de contacto físico entre las personas, suplantado por las redes sociales sobre las que Han se muestra, como lo ha hecho siempre, severamente escéptico. Dice, entre otras cosas, que el Eros y la libido deben ser algo más profundo, personal y privado que un contrato en Tinder, y que el individuo libre queda reducido a un mero órgano sexual del capital.
A lo largo de estas tres conferencias, Han se refiere explícitamente a un buen número de filósofos y pensadores con cuyas ideas arma una interesante retícula sustentada por las suyas propias, y a quienes pareciera convocar a un nuevo, moderno Simposio: Heidegger, Hegel, Hölderlin, Novalis, Brecht, Barthes, Handke, D’Annnunzio, Agamben, Luxemburgo, Lévinas, Bataille, Rilke, Celan, Kerényi, Marcel, Havel, Camus, Moltmann, Von Arnim, Adorno, Bachmann, Fromm. Y si bien no menciona por nombre a Husserl, sí evoca su figura al proponer una fenomenología de la esperanza como antídoto a la fenomenología del miedo. En esta línea de pensamiento, Han teoriza sobre la importante (y no siempre reconocida) diferencia entre el optimismo, meramente pragmático, y la esperanza auténticamente liberadora; asunto doblemente interesante porque Han es bien conocido como un filósofo muy desesperanzado de la condición humana actual. Una muestra entre muchas: en diversos puntos de estas charlas, el filósofo describe a la raza humana como un gran rebaño uniforme atrapado (voluntariamente) en una vasta red de consumo, de datos, de (des)información y de (in)comunicación. Más aún: nos describe como animales esclavizados que arrebatamos el látigo al amo, y nos sentimos libres al azotarnos nosotros mismos. Y procede a afirmar que ese rebaño es el infierno de lo idéntico, en el que todos somos títeres. Han hace una crítica particularmente severa a nuestra adoración acrítica de la inteligencia artificial y sus omnipresentes tentáculos, acuñando de paso una feliz (es un decir) frase: la dismorfia del Zoom
.
Hay en estas conferencias, particularmente en la dictada en Leipzig (última escala del trayecto vital de Johann Sebastian Bach), una importante componente musical. Acudiendo a su amor manifiesto por el idioma alemán, Byung-Chul Han nos recuerda que la palabra alemana Flügel puede traducirse indistintamente como piano
o ala
, y declara que, como pocas cosas en su vida, sus amados pianos le han dado alas. Y con esas alas, él ha aprendido con grandes esfuerzos a tocar el Aria de las Variaciones Goldberg de Bach. Por otro lado, describe su frustrado intento de aprender (en el violín) la portentosa Chacona de la Partita No. 2, también de Bach. En la misma línea de pensamiento, Han relaciona algunas de sus ideas (y sus estados de ánimo) con los hermosos ciclos de canciones Winterreise, de Schubert, y Dichterliebe, de Schumann. De este compositor, particularmente cercano a su alma, glosa también su Humoreske y las evocadoras Kinderszenen, así como su tardía pieza para piano Cantos del alba que dedicó a Bettina von Arnim. Han dedica asimismo su atención, de manera particular, a Debussy, a quien imagina rodeado de flores, componiendo una música de claro aroma floral. Por ello, él mismo se ha labrado una vida de contemplación rodeada de flores y de música.
La lectura de La tonalidad del pensamiento ha reforzado una percepción que he tenido al leer algunos de los otros libros de Byung Chul-Han. Si bien su discurso filosófico suele estar muy bien articulado, también es posible desmantelarlo (¿deconstruirlo?) en una larga serie de contundentes aforismos, autosuficientes en sí mismos. Entre otras cosas, encuentro que Byung-Chul Han tiene la rara capacidad de encontrar poderosas metáforas en los lugares menos esperados, sobre todo en ciertos rincones musicales improbables. Afirma Han que en la laca negra de su piano de cola percibe la posibilidad de que exista tal cosa como la luz oscura. Filosofía poética, poesía filosófica.