e la poesía, del poeta, definiciones van y vienen, ninguna, como debe de ser, suficiente. Veamos lo que Albert Béguin dice del segundo: Entre otras definiciones válidas e incompletas del poeta moderno, puede proponerse la siguiente: el poeta es quien, espontáneamente y obedeciendo a una necesidad vital, responde con mitos o con un mito a las preguntas que le plantea su condición de creatura humana frente al universo.

Y lo que Olga Orozco de la primera: “… la poesía es un organismo vivo, rebelde, en permanente revolución, y aun la definición más feliz, la que parece aislar en una síntesis radiante sus resonancias espirituales y su mágica encarnación en la palabra, no deja de ser un relámpago en lo absoluto, un parpadeo, una imagen insuficiente y precaria. La poesía es siempre eso y algo más, mucho más”.

En otros momentos del mismo ensayo la argentina advierte que quiéralo o no, cada uno funda su arte poética, aun remitiéndose a la negación de toda regla, y le impone sus leyes: las de la libertad absoluta, las del rigor extremo, las del abandono y la brusca vigilancia, y sobre todo subraya que el yo del poeta es un sujeto plural en el momento de la creación, es un yo metafísico, no una personalidad. Lo mismo pudo decir: es un yo mítico, no un individuo.

Según Joseph Campbell, el mito me dice dónde estoy, y la mitología enseña qué hay detrás de la literatura y el arte, te enseña sobre tu propia vida. Y es que los mitos están ahí para llevarnos a un nivel de conciencia que es espiritual. Las mejores novelas, ¿quién lo negará?, son poéticas y “pueden ser maravillosamente instructivas… James Joyce y Thomas Mann fueron mis maestros. Leí todo lo que escribieron. Los dos escribían en términos de lo que podría llamarse la tradición mitológica”. La poesía rebasa a las palabras. Al decir del mitólogo la poesía es una lengua en la que hay que penetrar. La poesía implica una elección precisa de palabras que tienen aplicaciones y sugerencias que van más allá de las palabras mismas. Entonces experimentas el esplendor, la epifanía. La epifanía es entrever la esencia.

Se nos antojaba en esta entrega hablar del canto, ya no hay espacio, pero digamos con Erich Neumann que el canto de la poesía, esa irrupción de imágenes que se configuran rítmicamente en las palabras del hombre profundamente conmovido, es la fuente creadora de casi toda la cultura humana.