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América Latina=desigualdad // Cuento de nunca acabar // Pobreza, deuda, concentración

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▲ Un año más del cuento de nunca acabar, en América Latina, región con inagotables recursos naturales y humanos que parece condenada a mantenerse como la más desigual del planeta. Negocio cerrado en Buenos Aires, Argentina.Foto Afp
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omo sucede cada año, los informes sobre la circunstancia económica y financiera de América Latina y el Caribe dejan mucho que desear, pues describen una aparentemente insalvable realidad que parece permanente, intocada, en los que la norma es pobreza, deuda, concentración de ingreso y riqueza, a la par de políticas públicas –con recursos de la nación– siempre orientadas a beneficiar a una enriquecida minoría (convertida, dicho sea de paso, en motor de esos factores que parecen eternos en nuestra región) con la fábula del goteo.

En esta ocasión, la Cepal ha divulgado sus Perspectivas económicas de América Latina 2024, en el que destaca que la pobreza sigue siendo alta en la región, pues representa 26.8 por ciento de la población total, mientras la pobreza extrema sigue afectando a uno de cada 10 latinoamericanos. La alta inflación ha exacerbado la situación de pobreza, ya que para las personas en extrema pobreza, el precio de la canasta de bienes consumidos fue 20 por ciento más alto en 2023 que en 2021, una diferencia mucho mayor que el aumento de 13.1 registrado en los niveles generales de precios de la región. Más de la mitad de los trabajadores siguen en empleos informales, con bajos salarios, seguridad social limitada y mayores vulnerabilidades para las mujeres y los jóvenes.

En el cuento de nunca acabar, la Cepal reitera que los países de América Latina y el Caribe necesitan ingentes recursos financieros para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ejemplo, actualmente se estima que la brecha de gasto asciende, en promedio, a 99 mil millones de dólares anuales. La movilización de estos recursos requiere una estrategia coordinada de los sectores público y privado a niveles nacional, regional e internacional, lo que se ha venido registrando, pero sin mayor impacto social, aunque sí, y de qué forma, en la constante acumulación de ingreso y riqueza de la misma minoría que supuestamente sería el factor determinante de beneficio para la mayoría. En los hechos, la región enfrenta una brecha de financiamiento considerable, agravada por el contexto socioeconómico.

Ante tal panorama, la Cepal de nueva cuenta recomienda a los países latinoamericanos y caribeños mejorar la recaudación fiscal, la cual, en 2023, promedió 21.5 por ciento del producto interno bruto en 2022, por debajo del 34 por ciento de la OCDE, lo que limita la capacidad de los gobiernos para financiar las agendas de desarrollo. Las estructuras tributarias regionales se caracterizan por una gran dependencia de los impuestos indirectos (48 por ciento del total, principalmente el IVA), que tienden a ser más regresivos que los impuestos directos, cuando las políticas deberían centrarse en aumentar los ingresos procedentes del impuesto sobre la renta de las personas físicas, racionalizar los gastos fiscales, explorar fuentes de ingresos adicionales como los impuestos recurrentes sobre bienes inmuebles, los impuestos relacionados con la salud y el medio ambiente, fomentar una cultura de pago de impuestos y mejorar la administración tributaria. También debería mejorarse la eficacia del gasto: este tiende a ser de corto plazo y procíclico, disminuyendo durante las recesiones y aumentando en las recuperaciones.

Por el lado de la deuda pública, el organismo especializado indica, una vez más, que el nivel regional se mantuvo elevado en 2023, aunque heterogéneo (desde menos de 40 por ciento del PIB hasta más de 100 por ciento) y con un alto costo del servicio de la deuda. Mientras que los países de la OCDE redujeron su servicio de 6.4 a 4.8 por ciento de los ingresos fiscales entre 2012 y 2022, en América Latina y el Caribe aumentó de 9.8 a 12.2 en el mismo periodo. En la última década, los pagos de intereses han superado los gastos básicos del gobierno. En algunos países, el servicio de la deuda ha superado el gasto en educación y ha sido hasta dos veces mayor al destinado a atención sanitaria e inversión de capital.

En síntesis, un año más del cuento de nunca acabar, en una región con inagotables recursos naturales y humanos que parece condenada a mantenerse como la más desigual del planeta.

Las rebanadas del pastel

¿Y aquella propuesta de eliminar el pago de la deuda del Fobaproa? Sólo para medir ese barril sin fondo, ese pasivo creció 72 por ciento de diciembre de 2000 a septiembre de 2024 (tres veces más que la inflación) y en ese periodo nunca se dejó de pagar, obvio es que con recursos públicos. Paralelamente, en el paraíso mexicano, la banca rescatada y extranjerizada registra utilidades nunca vistas. ¿Ton’s?

X: @cafevega