La han habitado famosos como Carlos Monsiváis
Entre casas y modernos departamentos subsiste el comercio de barrio a gran escala, como su mercado
Domingo 1º de diciembre de 2024, p. 25
Tras más de 200 años de existencia, la colonia Portales, en la alcaldía Benito Juárez, mantiene su espíritu emprendedor que la ha convertido en una de las zonas de más alta actividad comercial de la Ciudad de México; eso, junto con la tranquilidad que ofrecen sus calles, el icónico parque Francisco Villa –mejor conocido como de los Venados– y su ubicación céntrica, la hacen una de las más emblemáticas de la capital.
La Portales se sitúa en lo que fue la hacienda de Nuestra Señora de la Soledad de los Portales, que data de la época virreinal. Uno de sus últimos dueños fue el coronel hidalguense Simón Cravioto –quien es ancestro lejano del actual secretario de Gobierno capitalino, César Cravioto–, y que en su momento vendió la propiedad a un extranjero que conformó un fraccionamiento de lotes con diversas áreas que posteriormente vendió.
Los terrenos medían hasta mil metros cuadrados, de ahí que todavía se puedan observar algunas casas con amplios jardines. Aun cuando la hacienda fue vendida, había un establo donde se comercializaba leche y había repartidores que la entregaban.
La capacidad de sus habitantes para emprender se conserva hasta la fecha, pues la colonia se caracteriza por la presencia de cientos de locales comerciales, tianguis y un mercado, que si bien se encuentra en la colonia contigua de San Simón, lleva el nombre de Portales, en recuerdo al que se ubicaba en esa demarcación, pero desapareció tras un incendio.
Caminar por sus calles da tranquilidad, la mayor parte del tiempo se percibe el ruido de los pájaros, aunque también el de los autos que transitan por las cercanías. Vecinos y visitantes pasean a diario por el parque de los Venados, construido en 1950 –en lo que fue una fábrica de arcilla–, ahora considerado patrimonio cultural urbano de la capital; en su interior se encuentra una fuente con dos venados y una estatua de Francisco Villa, que es el nombre oficial del lugar.
Las sencillas casas con fachadas de los años 70 u 80 contrastan con los modernos departamentos que se han construido en décadas recientes por el auge inmobiliario; uno de ellos, el ubicado en Zapata 56, se derrumbó durante el sismo de 2017, fue el único edificio nuevo en toda la urbe que se cayó luego de haberse inaugurado un año antes.
Por sus avenidas se observan bodegas, laboratorios farmacéuticos, madererías, autolavados, panaderías, restaurantes, loncherías, llanteras, papelerías, lavanderías, vulcanizadoras y ferreterías; destacan las dulcerías, piñaterías y tiendas de repostería que la convierten en un referente para cualquier capitalino que busque organizar una fiesta infantil.
Las calles tienen nombres de países y de varios lugares del mundo que no tienen un común denominador, pues lo mismo se llaman Rumania, Tokio o Trípoli como Popocatépetl, Pirineos y hasta Víctor Hugo. Incluso una estación del Metro, de la línea 2, lleva el nombre de la colonia.
Desde sus inicios se caracterizó por estar bien conectada, así lo demuestran los rastros del tranvía que la cruzaba. Actualmente el Eje 7A Sur Emiliano Zapata y la calzada de Tlalpan dividen a la Portales en tres grandes zonas: sur, norte y oriente, que en su conjunto están delimitadas por Circuito Interior Río Churubusco, División del Norte, Miguel Laurent y avenida Santa Cruz, así como Plutarco Elías Calles.
Entre sus vecinos más reconocidos están el trovador Óscar Chávez, el comediante Ausencio Cruz y el escritor Carlos Monsiváis.
Precisamente el nombre del periodista fue utilizado para un centro cultural –que también es sede de un Pilares–, construido con recursos públicos y administrado por los propios colonos para beneficio de los capitalinos. De acuerdo con Armando Quintero Gómez y Luis Gerardo Corona Gayol, impulsores de este proyecto, se trata de la obra vecinal más importante de la colonia en los últimos 40 años
.
En la Portales el único vestigio histórico que existe es un monumento de 1950 en homenaje a las madres y esposas de los defensores de Churubusco y Portales, pues cuando se construyeron las primeras casas se hallaron restos óseos con ropa militar de quienes, se infiere, participaron en contra de la invasión estadunidense de 1847.
La maestra María Teresa Romero Noguerón, de 84 años, es vecina de la zona y decidió hacer un libro con la historia de la colonia. Su investigación –en la que se basa este texto–, fue auspiciada por una reconocida empresa de autopartes cuya operación data de 1946, y para la cual aplicó 80 cuestionarios entre los residentes, quienes ofrecieron información histórica, además de haber consultado diversas fuentes documentales. Tardó seis meses en recabar los datos para la edición, cuyo objetivo fue hacer algo por la colonia, porque fue un compromiso con la gente
, dice orgullosa.
De manera intencional dejó una hoja en blanco al final del volumen para que cualquier habitante de la colonia Portales siga escribiendo su historia.