Beirut. Milicias yihadistas ejecutaron ayer una ofensiva relámpago en Alepo, la segunda ciudad más poblada de Siria, tras detonar dos coches bomba y enfrentarse con las fuerzas gubernamentales. Es la primera incursión de este tipo en dicha ciudad en poco más de ocho años.

Miles de yihadistas, que combaten contra el régimen del presidente Bashar Al Assad, avanzaron hacia la ciudad de Alepo en una ofensiva que comenzó el miércoles, y tomaron varios pueblos y aldeas en su camino. Al menos 277 personas murieron en estas jornadas de combates que, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres, son los más violentos desde 2020.

Algunos cohetes de las milicias atacantes cayeron en el campus universitario de la ciudad y dejaron cuatro muertos, entre ellos dos estudiantes, así como daños materiales importantes; los barrios residenciales de Nubl y Al Zahraa, al norte de Alepo, también fueron bombardeados.

El mando general del ejército sirio confirmó que los militares siguen respondiendo al gran ataque por parte de organizaciones terroristas, que estarían empleando armamento pesado y que cuentan con la presencia en sus filas de un gran grupo de extranjeros, indicó un comunicado del ministerio de Defensa sirio.

Aviones de guerra rusos y sirios bombardearon antier el área cercana a la frontera con Turquía para intentar repeler una ofensiva yihadista que capturó territorio por primera vez en años, explicaron fuentes del ejército.

Es la primera vez que la ciudad recibe el embate de fuerzas de oposición desde 2016, cuando fueron expulsados de los barrios orientales tras una intensa campaña militar en la que el ejército sirio contó con apoyo de Rusia, Irán y sus grupos aliados.

Irán acusó a Israel y Estados Unidos de estar detrás de estos nuevos ataques, mientras Rusia condenó las acciones y las calificó de atentado contra la soberanía siria.

El vocero del ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei, indicó que la ofensiva de grupos insurgentes dentro de las zonas de distensión en Alepo e Idlib supone una grave violación de los acuerdos del proceso de Astaná, con los que se logró el alto el fuego.