areciera que se pusieron de acuerdo, pero lo más seguro es que no. Ayer tres articulistas de La Jornada refirieron lecturas sobre el tema al que cada uno dedicó su respectivo escrito. Cumplieron así, además de dar a conocer el punto de vista acerca de la temática desarrollada por cada quien, con otra tarea que se agradece: difundir bibliografía que han decantado entre muchas otras posibilidades de lectura sobre el asunto tratado en lo que escribieron.
Luis Hernández Navarro (coordinador de opinión de nuestro periódico) trajo a la luz que el 2 de diciembre es el cincuentenario de la caída en combate del comandante Lucio Cabañas Barrientos, en el Otatal, municipio de Técpan de Galeana, Guerrero
(https://www.jornada.com.mx/2024/11/26/opinion/013a1pol). Después de fijar cronológicamente el hecho, recordó cómo apareció la noticia en el diario La Prensa y el trato que los militares dieron al cuerpo del guerrillero. Por otra parte, detalló cómo el personaje ha sido recordado con al menos un monumento, pinturas, canciones, una obra de teatro y un documental. Hernández Navarro proporciona siete títulos de libros y un cuento que se ocupan de vida y causa en la que se comprometió Lucio Cabañas. Para quien desee conocer las razones que llevaron a Cabañas al levantamiento armado y cómo se desarrolló el mismo, tiene en la lista proporcionada por Luis insumos fundamentales.
Pedro Salmerón Sanginés exhibió la idealización del porfiriato que permanece contra viento y marea en la nostalgia de añorantes de una supuesta época de oro. El historiador hace un recorrido por libros centrales para entender los mecanismos que sostuvieron la dictadura de Porfirio Díaz (https://www.jornada.com.mx/2024/11/26/opinion/014a1pol). Me parece que su interés en recomendar autores y obras está en mostrar la riqueza de investigaciones que describen y analizan los cimientos que soportaron el edificio dictatorial porfirista y sus costos para la mayoría de la población explotada para, eso decían, modernizar México. Mediante la lectura de los libros enlistados por Salmerón Sanginés se completa, sin acudir a clases presenciales, un curso muy sólido sobre el porfiriato y el movimiento que se levantó en su contra.
Javier Aranda Luna trae a la palestra las encendidas críticas que desató a mediados de los 60 del siglo pasado el libro de Oscar Lewis Los hijos de Sánchez (https://www.jornada.com.mx/2024/11/26/opinion/a04a1cul). Lewis, en el prólogo, sintetizó el objetivo de su obra: Ofrecer al lector una visión desde adentro de la vida familiar y de lo que significa crecer en un hogar de una sola habitación, en uno de los barrios bajos de una gran ciudad latinoamericana que atraviesa por un proceso de rápido cambio social y económico
. Eran los años presidenciales de Gustavo Díaz Ordaz, voces oficiales y oficiosas despotricaron contra el antropólogo que se atrevió a describir los estragos del cacareado milagro económico mexicano. Tildaron a Lewis de difamador, obsceno, denigrador de México. Entre los defensores del volumen, y contra su posible censura, destacaron, entre otros, Fernando Benítez, Andrés Henestrosa, Ricardo Pozas y, destacadamente, Rosario Castellanos.
Ryszard Kapuściński, egregio reportero, conjunta en Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar) , Fondo de Cultura Económica, 2003, lecciones que robustecen el ejercicio de quienes cultivan distintos géneros periodísticos, entre ellos el de artículo de opinión. Él sentenció que para escribir una página hay que leer 100, tal vez lo hizo un tanto hiperbólicamente, pero su consejo apunta hacia la necesidad de acumular bagaje que permita abordar un tema con respaldo informativo, seriamente y con respeto a los lectores. Los tres articulistas mencionados, que ayer confluyeron en La Jornada , siguen ejemplarmente la ruta señalada por Kapuściński.
Compartir con otros lecturas torales para entender una temática es, estoy convencido, contribuir a la democratización del conocimiento y aportar herramientas al empoderamiento cognitivo de quienes, sin pertenecer a círculos académicos, pueden beneficiarse de investigaciones en distintos campos del saber. Transmitir recomendaciones bibliográficas, como las que hicieron Luis Hernández Navarro, Pedro Salmerón Sanginés y Javier Aranda Luna significa ir a contracorriente del zapping informativo que privilegia retacerías e inmediatez que no profundiza en nada.
El paciente acto leer, desmenuzar los textos, dialogar con ellos, adoptar unas ideas y rechazar otras, discernir, ejercitar lo que Óscar de la Borbolla denomina la rebeldía de pensar (en libro del mismo título), es acrecentar la conversación colectiva, ajena al monopolio intelectual.
La fascinante conversación entre Umberto Eco y Jean Claude-Carrière que conforma Nadie acabará con los libros (Lumen, 2010), es un antídoto contra la globalización de la ignorancia que desde tantas plataformas tiene amplia difusión. Ante esto hay que fomentar el sencillo arte de leer y, así, no ser llevado de aquí para allá por cualquier viento de seudoconocimientos.