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Niño espera trasplante de córnea tras contacto con lixiviados
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de noviembre de 2024, p. 32

Coatzacoalcos, Ver., César Martín tiene 13 años y está perdiendo la visión debido a una lesión en una córnea, generada por el contacto con lixiviados que llegan a su casa desde el tiradero a cielo abierto del municipio de Coatzacoalcos.

El menor vive con su familia en una casita de madera y lámina de cartón, junto a los muros del basurero. Su patio mide apenas 2 por 2 metros.

Cuando la familia Centeno Duque llegó a vivir a la colonia Allende Unzaga, hace una década, aún existía una laguna que la separaba del vertedero. En ella solían pescar y tenían animales de corral para alimentarse.

Rosario Duque Martínez, madre de César, relató que hace cinco meses el niño jugaba en un montículo de basura, cuando cayó a un área recién excavada y recogió con una mano una sustancia no precisada, se talló un ojo y dañó su córnea.

Lo lleve a la clínica de Villa Allende y le dieron gotas que no funcionaron; al otro día se levantó desesperado porque ya no veía. Lo llevé a un hospital de Coatzacoalcos y ahí me dijeron que necesitaba un especialista, narró.

César Martín fue canalizado por la Asociación Allende 213 al Hospital de la Luz, en la Ciudad de México, donde le informaron que el daño en la córnea era muy grave y necesitaba un trasplante.

Con tratamientos logró recuperar parte de la visión, pero en el otro ojo se le observa una quemadura. Dejó de ir a la escuela y aunque camina y juega, todo el tiempo debe estar bajo vigilancia. Su familia no cuenta con recursos para seguir con la medicación, y la lista de espera para el trasplante de córnea es muy larga, por eso pide apoyo a los ciudadanos.

Esmeralda Chablé Fonseca, habitante de la colonia Allende Unzaga, indicó que el canal de lixiviados es un problema para la comunidad, y cuando se remueven los desechos o se compactan, emiten olores insoportables.

Durante las lluvias fuertes en Veracruz durante septiembre y octubre pasados, los pobladores debieron salir de sus casas, pues los escurrimientos de lixiviados se combinaban con el agua del canal que corre por el sector, cuyos pozos se contaminaron, y ahora buscan agua fuera de la localidad.

Otro vecino del tiradero, Asunción Ovando, compró el predio donde vive en 10 mil pesos y hoy está en riesgo por los lixiviados que llegan a su vivienda.