Irina Borja ingresará al salón de la fama de Codeme
La atleta capitalina llevó al país a la élite en la natación con monoaleta
Viernes 22 de noviembre de 2024, p. a12
A veces ser el mejor no garantiza el reconocimiento. Como una historia casi surrealista, desde el popular barrio de La Lagunilla emergió Irina Borja, la Sirena de México, quien llevó al país hace tres décadas a la élite en la natación con monoaleta y apenas ahora será honrada por sus logros, cuando reciba el 5 de diciembre una merecida inducción al Salón de la Fama de la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme).
Siento que a mis 55 años de edad apenas comienzo a cosechar todo lo que sembré. Espero que lo he-cho sirva para impulsar esta disciplina aun cuando no es olímpica
, dijo Borja, quien disfruta de esta distinción después de su retiro en 2005.
Aunque celebra el reconocimiento sabe que llegó tarde, pues el nado con monoaleta nunca ha tenido proyección para ser incluido en un programa de Juegos Olímpicos, enfrentó varios obstáculos y críticas por parte de los federativos que controlaban el deporte cuando ella brillaba en las piscinas internacionales.
Quienes practican este deporte suelen sumergirse en el agua con una monoaleta de fibra de vidrio que da la apariencia de una cola de sirena. La técnica es con una patada de delfín en sincronía con ambas piernas mientras la cadera da un impulso feroz para que los nadadores avancen con movimientos ondulados, como un pez alargado.
Borja sorprendió en las competencias al ganar dos títulos en los Juegos Corporativos Mundiales (1988 y 1990) y el mismo número de medallas en los Panamericanos (1992 y 1996) de su disciplina, que forma parte de la Federación Mexicana de Actividades Subacuáticas. Asimismo, impuso récords nacionales que aún perduran en 100 metros con tiempo de 47.58 segundos; en 200, con 1:47.32 minutos, y en 400 con 3.56.
Muchos dudaban que fuera mexicana por los buenos resultados y por el nombre
, recordó al narrar sus inicios de nadadora.
La heroína de La Lagunilla
En una vivienda popular de La Lagunilla con un entorno social marginal, donde se podían encontrar desde comerciantes, sexoservidoras y drogadictos, el deporte fue una herramienta para que Irina Borja y sus dos hermanos encontraran alternativas más sanas en su estilo de vida.
Veía a chamaquitos de mi edad drogándose o tomando cervezas en la calle. Mi madre, quien se llamaba Rosa María, nos prohibía hablarles a ellos y a otros vecinos. Era muy exigente con nosotros y eso nos dio disciplina. Teníamos cerca el Deportivo Guelatao, así que íbamos ahí todas las tardes, siempre nos acercó al deporte
, rememoró.
Justo en la alberca de ese deportivo Borja se forjó como una de las mejores exponentes internacionales. Junto con su hermano Omar, quien fue su entrenador toda su carrera, adaptaron varias técnicas del futbol americano y otros deportes para perfeccionar los movimientos de la capitalina en las competencias con la monoaleta.
Ya como referente mundial, la Sirena de México dejó un legado que rompió ciertos estigmas en el barrio donde creció. Algunos medios iban y me entrevistaban, al poco tiempo dejamos de ver a tantos niños fumando o tomando en la calles y varios empezaron a ir al Deportivo Guelatao, algunos iban al gimnasio, otros a natación. Es bonito ver que dejé una huella para nuevas generaciones
.
Falta de apoyos
Los logros y la influencia que generó de manera positiva en su comunidad son un bálsamo al recordar las complejidades que enfrentó por la falta de apoyos económicos debido al desdén de los federativos por la disciplina no olímpica.
“Para mi primer viaje, que fue a Luxemburgo, mi mamá buscó apoyos entre amigos y conocidos. Todos me apoyaron, pero a mí me daba pena, sentía que pedía una limosna. Cuando iba con los directivos (encargados del deporte nacional) me decían 'cuando ganes una medalla internacional vienes y nos buscas' ¿Cómo iba a ganar una presea si no tenía los recursos?
Sentía que no era justo, aunque mi deporte no era olímpico, me fletaba igual que todos. Me la pasaba buscando patrocinios y después corría para ir a entrenar, todo eso era muy frustrante como deportista.
La carrera de Borja describe la perseverancia de un atleta de élite entre las complejidades. Sin embargo, aun cuando alcanzó el éxito, su retiro debió ser discreto en medio del dolor y la frustración. Quería retirarme en un Mundial, pero durante un entrenamiento me troné los ligamentos de una rodilla. No deseaba despedirme así del depor-te que tanto amé; me derrumbé y tuve que ir a terapia
, reveló.
Con el aprendizaje de sanación en su propia experiencia, la ex nanadora se ha enfocado desde ha-ce años en dar conferencias en las que pone de referencia el deporte para alentar a las mujeres.
–¿Qué es lo que cuentas en esas conferencias?
–Como mujeres casi siempre llevamos las de perder, por eso el mensaje es que somos fuertes, pero deben moverse, hacer deporte, porque eso te ayuda en todo internamente. Todas somos guerreras por naturaleza.
Ahora, desde el retiro, el esfuerzo físico que hizo por años como nadadora también provocó de manera paradójica una afectación en su salud. La Sirena de México debió someterse hace un par de años a una cirugía de cadera de la cual se recuperó sin problemas. No obstante, deberá ingresar en los próximos días de nueva cuenta al quirófano para una segunda intervención.
La pierna izquierda me duele, siento que se me duerme y casi no puedo dar el paso. Me ha costa-do mucho trabajo, pero ya en diciembre me operan. Es por todo el deporte que hacía
, señaló en to-no de resignación.
Incluso, debido a esta operación, no podrá recibir de mane-ra presencial el reconocimien-to que le otorgará la Codeme, por lo que su hijo irá a la ceremonia en su representación.
Me da tristeza no poder ir, pero no puedo ponerme en riesgo. Aunque estoy muy feliz. Cuando me retiré, intenté entrar en el Salón de la Fama, estaban todos los importantes, como Ernesto Canto y Carlos Girón; en ese momento no se abrieron los caminos con los federativos. Ahora, ya retirada, este reconocimiento es una gran sorpresa.