Lunes 18 de noviembre de 2024, p. 8
Los festivales de música como el Corona Capital son herederos de un legado cultural y marcan página para las empresas que los patrocinan en un ganar-ganar.
Son creados como ecosistemas en los que se pretende la relación directa entre artistas y público, y forman nuevos seguidores, como se apreció ayer en el cierre de tres días de goce musical –que terminaron en la madrugada de hoy en el Autódromo Hermanos Rodríguez con la presentación de Paul McCartney–, y que, como cada año, reunieron a miles en los cinco escenarios donde se presentaron bandas y solistas con proyectos bien elegidos.
En el Corona domina el marketing experiencial, que ofrece una arista valiosa: ser foro de artistas incipientes con esencia para crecer, así como vitrina de consagrados, que causa que las nuevas generaciones se suban a su fandome.
“No hay nada como descubrir nueva música y saber que los grupos que me gustan hoy han sido influidos por esos creadores y creadoras tan chingones. No conocía a ese señor tan extraordinario (Iggy Pop)… es como un abuelo de los punks”, aseguró Santi, quien viene desde Guadalajara sólo para escuchar a Paul McCartney.
El joven manifiesta su deseo por oír buenas rolas y, ¿por qué no?, ganarse un artículo de merchandising, estrategia de muchas marcas y empresas que regalan productos personalizados con la identidad corporativa, lo cual hizo enloquecer a los jóvenes que, al no conseguir uno, padecieron fomo (ansiedad al pensar que se están perdiendo de algo).
En este popular encuentro musical destaca lo hedónico y, digamos, la exhibición de todo tipo de emociones: felicidad y euforia, el disfrute de lucir la ropa elegida como mecanismo principal para suscitar notoriedad, prestigio y aprobación.
En una tarde tranquila y plena de paz, se pudo apreciar a artistas como Wisp, creadora de shoegaze de apenas 19 años, originaria de San Francisco. Virtuosa en numerosos instrumentos, incluyendo violín.
Antídoto para el dolor
Hizo acto de presencia Victoria Canal con bellas melodías. Se dice que halló en la música una forma de paliar el dolor, y cautivó.
El ganador del premio Grammy Leon Bridges ofreció su R&B y soul clásico. Una estrella que brilló con luz propia.
Con una carrera de casi cuatro décadas, apareció en el escenario Kim Gordon, conocida por ser la tremenda bajista de Sonic Youth. Ahora, con su proyecto como solista con una banda de dos chicas y un chico de extraordinaria hechura, Gordon, quien ha actuado en todo el mundo y colaborado con figuras importantes de la música, ofreció uno de los actos más destacables en los tres días del encuentro. Un viaje hipnótico pleno de riffs de guitarra (hechos unos con un desarmador en las cuerdas), duros bajos, estrepitantes batacazos y un sinfín de ruiditos. Fue un viaje inmersivo.
Casi nos atreveríamos a decir que existen muchas bajistas del rock y todo es por Kim, una de las más exquisitas y alucinantes en la historia de este género musical.
James Newell Osterberg Jr.,más conocido por su nombre artístico Iggy Pop, era de los más esperados.
El cantante, compositor, actor y ahora locutor de radio que sentó las bases de lo que sería el punk, el pospunk y todo lo que hoy suene alternativo o mamonamente indie, regaló un concierto de 'no mames", como lo calificaron muchos.
Iggy, sin camisa, como acostumbra presentarse hace décadas, trajo potente banda de punk.
Gestor de nuevos géneros en el rock, Iggy se erigió en el festival como lo que es: ícono que ha influido a generaciones de músicos desde los 70, que emergió como el líder de The Stooges, banda pionera de fines de los 60 y principio de la década del 70, imprescindible en el desarrollo del punk rock.
Con todo y su escoliosis, un mal que le acortó una pierna, Pop hizo todo menos ídem. Con su potente voz y su speed punk, este emblemático roquero electrificó a los miles que presenciaron su show, uno de los más concurridos del día. Iggy, el eterno Iggy. Puro rock macizo de puro poder...
También se aparecieron los Hermanos Gutiérrez, dúo excepcional compuesto por los hermanos Alejandro y Estevan, que regaron su sonido latinoamericano de los años 50.
Los asistentes al festival disfrutaron, asimismo, con Bek David Campbell, conocido como Beck, y sin sentirse perdedores, gozaron con rolas como Loser y un sinfín de eclécticas piezas, creadas desde que esté multiinstrumentista saltara a la fama en 1990.
Empire of the Sun trajo los beats electrónicos y sus loops con esencia australiana.
La inglesa Sophie Michelle Ellis-Bextor mostró su mezcla de dance, indie y rock alternativo de los 80.
John Anthony White, más conocido como Jack White, por fin llegó al Corona, luego de que hace años fuera invitado y no pudiera venir.
Cabeza de cartel, el multiinstrumentista, productor y actor, dejó el terreno allanado para que la chaviza recibiera al ex Beatle Macca, como se conoce a McCartney, y colocará un colofón dorado en el Corona Capital.