Domingo 17 de noviembre de 2024, p. 19
La administración de Donald Trump diseñó una operación en septiembre de 2018 para derrocar al presidente de Venezuela Nicolás Maduro mediante una combinación de sanciones económicas y una campaña secreta que incluyó un ciberataque al sistema de nóminas del ejército venezolano por parte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), según el medio de investigación Wired.
Lo anterior tras entrevistar a funcionarios de Estados Unidos con conocimiento directo de dichas maniobras secretas.
Por su parte, Maduro respondió con un discurso pronunciado desde Naciones Unidas en el que acusó a Washington de agresión imperialista, motivada por la avaricia hacia las reservas de oro y petróleo venezolanas
. Incluso vinculó un atentado fallido contra su vida, el ataque con drones en Caracas en 2018, a actores estadunidenses, aunque en ese entonces el gobierno de Trump negó cualquier implicación.
La investigación reveló cómo la administración del republicano había iniciado una operación secreta liderada por la CIA para sabotear digitalmente al gobierno de Maduro, uniendo estas acciones con la estrategia diplomática de presión internacional.
El 23 de enero de 2019, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente interino de la nación sudamericana durante una manifestación en Caracas. Su movimiento prometía restaurar el orden constitucional
y recibió el respaldo inmediato de Estados Unidos, que instó a otros países a reconocerlo como líder legítimo. Más de 60 naciones eventualmente apoyaron a Guaidó.
En ese contexto, el gobierno estadunidense aplicó sanciones económicas más severas, incluyendo la congelación de activos venezolanos y medidas contra la empresa estatal Petróleos de Venezuela. Paralelamente habrían recurrido a la CIA para que tomara un papel más activo en la desestabilización del gobierno. La agencia formó un grupo de trabajo y uno de sus principales golpes fue un ataque cibernético contra el sistema de nóminas del ejército venezolano en 2019.
Los relatos sobre la operación varían ligeramente: algunos la describen como un ciberataque remoto, mientras otros mencionan la intervención de agentes en el terreno. En cualquier caso, el resultado fue un ejército insatisfecho que incrementó la inestabilidad interna. Aunque no se logró el golpe esperado, la acción buscaba deslegitimar, aún más, al gobierno.
Mientras los esfuerzos secretos se desarrollaban, Donald Trump seguía apostando por Juan Guaidó como líder de la oposición. Sin embargo, según las memorias de Bolton, el mandatario comenzó a perder confianza en él, describiéndolo como el “Beto O’Rourke de Venezuela” y considerándolo débil
frente a Maduro, a quien veía como un líder más fuerte
, reportó el medio de investigación.
A pesar de los esfuerzos combinados de la administración Trump y la CIA, la operación no alcanzó su objetivo final. Según Wired, la falta de alineación entre los planes encubiertos y la política exterior general estadunidense limitaron el alcance de estas acciones.