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Enrique Ježik exhibe objetos y dibujos hostiles en Acapulco 62

Hoy concluye su exposición de bocetos realizados sobre alambre de navajas con la técnica frottage

 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de noviembre de 2024, p. 3

Una tierra hostil de barreras físicas y dibujadas recibe a quien visita la exposición del artista multidisciplinario Enrique Ježik (Córdoba, Argentina, 1961) en la galería Acapulco 62. En Llegar a terreno hostil, muestra curada por Virgina Roy, destacan los dibujos realizados sobre alambre de navajas con la técnica del frottage, y una instalación hecha con nueve esculturas, u objetos hostiles, que impiden una circulación fluida por el pequeño local.

Radicado en México desde 1990, la práctica de Ježik se ha caracterizado por el análisis de la violencia, el poder y los sistemas de vigilancia en la geopolítica actual, escribe Roy. De ahí su interés por trabajar sobre las barreras, los límites, las fronteras y los medios físicos con que se definen. En cierto momento volvió su mirada hacia el alambre de navajas, invento siniestro, sucesor del alambre de púas, diseñado para detener a las personas y hacer daño, con el que ya había trabajado en formato de performance.

Arte peligroso y filoso

Conocido más bien por sus instalaciones y performances que involucran maquinaria gigantesca, Ježik no exhibe con frecuencia su obra dibujística.

Dadas las dimensiones reducidas de la galería, y ante el reto de exponer en un lugar minúsculo, optó por sacar a la luz una serie sobre el tema de los alambres, iniciado en 2020 y retomado en 2024. Para ello trabajó con la técnica de frottage sobre alambre de navajas.

Explica: Extiendo sobre una mesa unos rollos de alambre de navajas, encima pongo el papel y froto con una barra de grafito con cera, que produce un negro profundo. Desde un principio me gustó porque se volvió un trabajo muy performático. Implica un esfuerzo físico importante. Tengo que tener cuidado (usa guantes para no cortarse las manos), porque se trata de un material peligroso y filoso. El papel se perfora y se rompe, pero es parte del proceso. No disimulo las roturas, no se puede, más bien aplico una cinta adhesiva transparente por detrás para que no se siga rompiendo.

Trazo y reflexión

A Ježik le gusta dibujar como una herramienta de reflexión práctica, aunque al mismo tiempo me ayuda a reflexionar sobre los temas que me preocupan y sobre los que trabajo.

Los dibujos exhibidos en Acapulco 62 suelen ser de formato grande, con la idea de que se vea como una invasión del espacio. Es decir, que se sienten físicamente, en vez de ser sólo un elemento pequeño de contemplación.

Los nueve objetos hostiles, realizados en porcelana industrial y acero que integran la instalación escultórica, obstruyen el tránsito en la galería, aunque no la visión de los dibujos. Con ellos se retoma el tema de las barreras.

Entre las primeras referencias visuales de Ježik están los famosos poncha llantas, como se les dice en México, pensados para frenar vehículos. Son tres fierros que tienen puntas. Al tirarse al piso una punta siempre queda arriba por la forma de la estructura.

El cuerpo de la pieza es en realidad un aislador utilizado para separar cables de alta tensión. Se adornan con aletas circulares muy filosas. “Su nombre, Objeto hostil, se debe a que son pura hostilidad; me he cortado varias veces, lo cual nos remite al tema de las barreras y lo que el hombre crea para dañarse”.

En un primer momento, a Ježik no le interesó reflejar la función inicial del objeto; es decir, aislar la electricidad. Sin embargo, hablar de aislamiento le trajo de nuevo la idea original de barrera.

La exposición Llegar a terreno hostil, de Enrique Ježik, concluye hoy en la galería Acapulco 62 (Dr. Atl 217, colonia Santa María la Ribera).