os pasados días 6, 7 y 8, Ginebra, Suiza, se convirtió en el centro de la solidaridad obrera mundial al ser la sede de la 21 Reunión del Consejo Mundial de la Internacional de la Construcción y la Madera (ICM). Allí, líderes sindicales y trabajadores de más de 130 países nos unimos con un propósito común: defender y fortalecer los derechos de quienes, con sus manos, conocimiento y esfuerzo, construyen el mundo.
Como presidente de la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana y miembro del Consejo Mundial de la ICM, representé a México con la convicción de que la CIT es más que una central obrera: es un movimiento de esperanza y lucha. Actualmente y con mucho orgullo, cuenta con presencia en 26 estados de la República Mexicana, 10.79 por ciento de los afiliados a la CIT son trabajadores del sector de la construcción. Bajo este contexto, es la única central obrera de nuestro país que forma parte de esta organización global, un hito que reafirma nuestro compromiso real con la defensa de la dignidad, la justicia y el bienestar de cada trabajador mexicano.
En un contexto donde las crisis climáticas y tecnológicas amenazan con cargar el costo sobre los más vulnerables, me dirigí a mis compañeros de lucha y a las naciones presentes para dejar claro que los trabajadores no pagarán el precio de una transición injusta. No permitiremos que la sostenibilidad sea un privilegio a costa del sacrificio de los obreros y sus familias. Exigimos políticas que protejan y construyan, no que destruyan y castiguen a la clase trabajadora. Reclamamos un camino hacia un futuro donde los cambios climáticos no pongan en riesgo la salud y el bienestar, y el progreso tecnológico no sea una carga, sino una oportunidad compartida.
En ese marco, dentro de esta reunión se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre la Justicia Climática, en la cual participé en la mesa titulada Transición justa en la construcción, para hablar y representar la voz firme y unificada de la CIT a nivel internacional. Este es el momento de todas y todos los trabajadores de México para exigir un trato digno, equitativo y justo que nos contemple a todos. Hago un llamado a cada trabajador, a cada sindicato, a cada comunidad, para que se mantengan firmes y no cedan ante las fuerzas que intentan debilitarnos. La unión es nuestra fortaleza, y la lucha, nuestro legado.
El camino hacia un México más justo no se recorre solo; lo caminamos juntos, con paso decidido y hombro a hombro. Debemos seguir adelante, defendiendo los derechos que nos pertenecen, construyendo puentes de solidaridad que trascienden fronteras y reafirmando que un futuro equitativo es posible si luchamos por él.
No debemos olvidar que en nuestra unión reside el poder de transformar no sólo nuestro país, sino también el destino de millones de familias que dependen de nuestra lucha por un mejor futuro. Desde diversos ámbitos, continuaré impulsando más y mejores derechos para las y los trabajadores, porque la causa que defendemos es justa y esencial.
Hago un llamado a fortalecer la solidaridad internacional, a consolidar la unificación entre los trabajadores del mundo, porque únicamente juntos podemos enfrentar los retos globales, como lo es el cambio climático, el descanso digno y la migración. Es por eso que debemos continuar con reformas que reflejan el compromiso de la presidenta Claudia Sheinbaum con la sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático, buscando posicionar a México como referente en la adopción de políticas verdes, entre las que destacan la transición energética, el Plan Nacional Hídrico, la reforestación, la economía circular y la electromovilidad. Pero, sobre todo, también debemos modernizar la vida sindical en nuestro país, para que sea más inclusiva, democrática y capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI. Sigamos adelante, más fuertes, más unidos y más determinados que nunca.
¡La lucha continúa y la victoria será nuestra!