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La muestra Yoko Ono: Música de la mente se exhibe en Alemania

La retrospectiva resalta la práctica multidisciplinaria de la creadora en el arte, el cine y su activismo por la paz

Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 14 de noviembre de 2024, p. 6

Düsseldorf. La retrospectiva Yoko Ono: Música de la mente ha llegado a Alemania, en el museo Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen (K20), tras su exitoso paso por la Tate Modern de Londres. La muestra estará abierta hasta marzo de 2025 y resalta la práctica multidisciplinaria de Ono en el arte conceptual, el cine, el performance, la música y su activismo por la paz. Los curadores Patrizia Dander, Andrew de Brún y Catherine Frèrejean muestran cómo la artista ha innovado en cada uno de estos campos, creando un lenguaje propio e independiente.

La exposición retrospectiva de Yoko Ono abarca desde los años 50 hasta la actualidad, incluyendo 150 instrucciones de su libro Grapefruit (1953-1964), que invitan al público a participar activamente en las obras, como pisar una pintura o jugar ajedrez con piezas blancas. Las instrucciones, con una evocación poética similar a los haikus, promueven la interacción y transforman al espectador en cocreador. El título Música de la mente alude tanto a sus performances en Londres (1966-67) como a su enfoque creativo, donde la música y la imaginación generan una experiencia mental que cuestiona los esquemas de pensamiento tradicionales.

La paz es poder

Nacida en una familia cosmopolita amante de la música, Ono pasó su infancia en Japón, donde vivió la Segunda Guerra Mundial y aprendió a usar la imaginación para sobrevivir a sus horrores. Después se fue a Estados Unidos y el Reino Unido, antes de asentarse en Nueva York en 1971.

Su estancia en Londres, durante la segunda mitad de los años 60, coincidió con acontecimientos cruciales como el recrudecimiento de la guerra de Vietnam, las protestas estudiantiles y la lucha por los derechos civiles, los cuales influyeron profundamente en su producción, cada vez más politizada y activista.

Ono interactuó con movimientos contraculturales y anticapitalistas que en tan sólo cinco años la impulsaron de ser una artista de nicho a tener una proyección global. Este cambio fue inseparable de su compromiso con la paz y, sin duda, de su encuentro con John Lennon que fue un momento decisivo donde ambos hallaron el complemento perfecto a sus respectivas búsquedas artísticas.

Sucedió durante una exposición de Ono en la Indica Gallery de Londres, donde un joven se acercó y me pidió fijar un clavo en la obra. Le dije que podía hacerlo si pagaba cinco chelines. En lugar de pagar, preguntó si podía clavarlo con la imaginación. Era John Lennon. En ese momento pensé que había encontrado a alguien que jugaba mi mismo juego.

Desde los inicios de su carrera, Ono dedicó performances a la crítica de la guerra y en Londres creó nuevas piezas contra el imperialismo y a favor de la paz. Uno de sus trabajos más desafiantes fue Film N.4: Bottoms (Nalgas), en el que aparecen 200 traseros de sus amigos, importantes personajes de la cultura que se prestaron a hacerlo. Esta película, que George Maciunas le facilitó filmar en su primera versión, era una metáfora visual con un claro mensaje irónico: pedir la paz firmada por los propios traseros. Para Ono, esta parte del cuerpo, vista como la más vulnerable y expuesta, representaba la vergüenza humana: Si los líderes del mundo fueran capaces de mostrarlo, no habría guerras.

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▲ La exposición abarca desde los años 50 hasta la actualidad, incluye 150 instrucciones de su libro Grapefruit, que invitan al público a participar activamente en las obras. En la foto, Yoko Ono con Glass Hammer, en 1967, en Londres.Foto de © Clay Perry

Otra idea radical de la artista fue crear un archivo global de fotos de personas sonriendo del mundo entero que ellas mismas se tomaran y le enviaran, de modo que, si el presidente Lyndon Johnson quería ver a quienes había matado en Vietnam, sólo tendría que mirar las fotos, de forma que según declaró: Si antes eras una simple cifra en el periódico ahora te convertías en una cara sonriente.

En 1967, durante una exposición en la Lisson Gallery de Londres, Yoko Ono y John Lennon crearon su primera obra conjunta, Botellas de aire, marcando el inicio de su colaboración artística hasta la muerte de Lennon en 1980. A partir de 1968, trabajaron juntos en experimentaciones musicales, aunque Ono fue injustamente culpada por la separación de los Beatles. Era como estar en la cárcel sin haber hecho nada malo, dijo ella. Pero agregó que el rechazo y el odio que recibió, decidió transformarlos en amor.

Esta asociación con Lennon, sin embargo, tuvo un coste para ella también: la comunidad artística que antes la había valorado tanto, la rechazó, y la notoriedad de Lennon ensombreció su carrera durante mucho tiempo.

Pese a ello, la pareja creó piezas de enorme humanismo y potencia, con el intento de cambiar el mundo a través del arte y de la música. Al respecto, Ono afirmó: “Me apasiona desafiar al sistema utilizando enfoques tan innovadores y fuera de los esquemas tradicionales que el propio establishment se queda sin herramientas para reaccionar o defenderse eficazmente”.

Esta etapa fue abierta con un happening (evento) que fue la plantación de dos bellotas por la paz el 15 junio 1968 en la bombardeada catedral medieval en Coventry. Le siguió el Bed-in for Peace (Encamadas por la paz), donde usó la atención mediática que generaba su matrimonio para hablar sobre la paz de Vietnam con periodistas en Ámsterdam y Montreal. Aquí nació Give Peace a Chance cantada por Lennon y Remember Love por ella. Crearon también pósteres como War Is Over! If You Want It (Se acabó la guerra si lo quieres), que colgaron como espectaculares publicitarios en varias partes del mundo.

Además, entre la diversidad de canciones conjuntas, la pieza icónica más popular de su trabajo fue Imagine como él admitió poco antes de fallecer y como hace unos años el National Music Publishers’ Association asintió.

Yoko Ono volvió al mundo del arte con su exposición en el Whitney Museum de Nueva York en 1989, tras enfocarse en la música tras la muerte de Lennon. En 2000, su exposición en la Japan Society de Nueva York, que viajó a 12 sedes, fue seguida por otras 30 exhibiciones adicionales hasta la actualidad.

El esfuerzo de Ono por la paz sigue vigente, así como su labor artística que hoy adquiere una relevancia crucial frente a la violencia global. Con 56 conflictos activos en el mundo, la cifra más alta registrada desde la Segunda Guerra Mundial, su mensaje nos incita a reflexionar sobre qué podemos hacer para ¡Dar una oportunidad a la paz!

La información de este artículo ha sido tomada del catálogo en inglés y alemán (304 págs., 42 EUR). Todas las obras mencionadas están presentes en la retrospectiva.