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Negocios y empresas

Guerra y tecnologías

L

as multimillonarias inversiones en tecnología que se hacen alrededor del mundo no sólo impactan en el bienestar de la humanidad, sino que también en su posible destrucción. Ahora mismo podemos traer una bomba en el bolsillo a través del celular, sólo es cuestión de que algún grupo extremista incorpore un explosivo al artefacto y programe su activación.

El mecanismo destructivo se probó el 17 y 18 de septiembre en Líbano, cuando Israel provocó la explosión de buscapersonas y radio comunicadores, con un resultado de más de al menos 40 muertos y de 3 mil 500 quinientos heridos. Además, no es la única tecnología moderna que se utiliza para causar daño letal. En forma paralela, aviones no tripulados o drones generan miles de muertes en el mundo. En estas condiciones, nadie está exento de padecer las consecuencias de las guerras.

Los dos conflictos más relevantes en estos momentos ya se ampliaron a nivel regional. En Medio Oriente participan con Israel aliados occidentales, entre los que destaca Estados Unidos y, junto con Palestina, diversos países árabes, principalmente Irán. En el caso de Ucrania sucede un fenómeno parecido con la intervención de Europa y Estados Unidos, que proporcionan armas y financiamiento; y en el caso de Rusia, con Corea de Norte y naciones que formaron parte de la URSS, como Bielorrusia.

Estos conflictos los ganarán quienes utilicen la tecnología más avanzada, como sucedió en la Segunda Guerra Mundial con el uso de la bomba atómica. Ahora, las armas de vanguardia están ligadas a los sistemas de comunicación satelital.

La llegada de Donald Trump al gobierno de Estados Unidos y la participación de Elon Musk cambiarán la correlación de fuerzas en los conflictos. La razón es que Musk cuenta con la red de satélites más avanzada del mundo en materia de comunicaciones mediante Starlink. Esta red permite la conexión a Internet aun en zonas sin infraestructura, herramienta que utilizó Ucrania para repeler en un primer momento el ataque de Rusia y ahora está al servicio de los aliados occidentales. El regreso de Trump implicará nuevas negociaciones políticas con Rusia, China, con Europa y con Israel. El control que Estados Unidos tiene sobre la red satelital definirá en parte el futuro de los grandes conflictos que padecemos.