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Primeras impresiones
E

l escenario pesimista se concretó. Donald Trump ganó la elección presidencial y su partido logró la mayoría en la Cámara de Senadores y la logrará en la de representantes. Un gobierno unificado en Estados Unidos aplicará las políticas que planteó en su campaña. Lo hará sin contratiempos. Para México son previsibles dificultades en diferentes ámbitos. Las perspectivas a corto, mediano y largo plazos para la economía mexicana han cambiado y, consecuentemente, es necesario reconsiderar aspectos centrales de la política económica para el sexenio.

Para esta reconsideración, es útil partir de la situación que vive la economía mexicana en este momento. El FMI decidió renovar la línea de crédito flexible para enfrentar choques inesperados y fortalecer las reservas internacionales del Banco de México por 35 mil millones de dólares. El FMI reconoce que México tiene políticas macroeconómicas sólidas, fundamentos económicos y marcos de política institucional muy fuertes; un nivel de reservas internacionales adecuado; acceso favorable a los mercados de capitales, finanzas públicas sanas, políticas monetarias y cambiarias sólidas y un sistema financiero bien capitalizado. Esto significa que el estado de la economía es bueno y que podemos enfrentar los desafíos que plantea Trump con una posición sólida.

Sin embargo, esta solidez será sometida a una dura presión por el resultado electoral estadunidense. El gobierno de Claudia Sheinbaum mantendrá una política macroeconómica sólida, pero requiere fortalecer las finanzas públicas para lo que viene: el paquete económico 2025 propondrá una consolidación fiscal razonable, sostenida en un control del gasto que pudiera ampliar ligeramente el margen de maniobra para extender los programas sociales. Este sostén, sin embargo, parecía insuficiente hace un mes, pero lo es más con la llegada de Trump. Será necesario replantear la estrategia tributaria. Se ha sostenido que no hace falta una reforma fiscal para fortalecer los ingresos públicos. Sin embargo, el propio FMI señala la necesidad de una reforma fiscal integral, modificando los umbrales impositivos del impuesto sobre la renta, para cumplir la meta comprometida de déficit público de 3.5 por ciento del PIB.

En relación con una posible reforma tributaria sigue habiendo una ventana de oportunidad ya que hay un cierto consenso en la necesidad de gravar la riqueza. El Banco Mundial advierte que los impuestos a la riqueza están en la agenda mundial. El G-20 pudiera a acordar en su reunión en Brasilia el 18 y 19 de este mes una agenda al respecto. Un impuesto a la riqueza en las propiedades pudiera aportar hasta 3 por ciento del PIB a los diferentes países. Un monto de esta magnitud para la hacienda pública mexicana en este momento sería extraordinariamente relevante.

Fortalecer las finanzas públicas es urgente ya que la relación México-EU se afectará: se cumplirán algunas amenazas planteadas por Trump, como aranceles complementarios a los vehículos chinos fabricados en México, al tiempo que amenazas de diversa índole se mantendrán, pero no se implementarán. El mercado cambiario registrara una modificación inmediata de la paridad que pudiera devaluar el peso más de lo provocado por la reforma judicial. El flujo de remesas afectado ya en septiembre por el proceso electoral se afectará aún más por el endurecimiento de la política migratoria de Trump. Un escenario de afectación fuerte a la paridad obligará al Banco de México a intervenir respaldado por las reservas existentes.

El flujo de comercio exterior de México con EU pudiera tener reducciones marginales que se incrementarían una vez que Trump empiece su gobierno a partir de febrero próximo. De esta manera, un 2025 que se preveía difícil para México, con un crecimiento anual esperado del PIB de apenas 1.3 por ciento, pudiera complicarse con un Trump que cree que en este comercio exterior los estamos estafando a diestra y siniestra. Indudablemente habrá afectaciones. Trump cumplirá sus amenazas y las exportaciones desde México hacia EU se detendrán. Pero las importaciones se mantendrán. De modo que un saldo negativo de la balanza comercial pudiera generar dificultades.

A medida que avance un gobierno que propone hacer a América grande otra vez, el comercio libre se verá muy afectado. Pudiéramos estar en la antesala de una nueva etapa de proteccionismo. La divisa neoliberal de liberalización del comercio mundial se convertirá en su antítesis. La economía mundial en el segundo mandato de Trump resultará fuertemente afectada. México, principal socio comercial de EU, lo resentirá mucho más. Por eso es muy importante que el gobierno mexicano se prepare para amortiguar el impacto del gobierno de Trump.