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Surrealismo en lata
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The robing of the bride, 1940, obra de Max Ernst, tomada del libro Lives of the Great 20th Century Artists, de Edward Lucie-Smith. Thomes & Hudson, 1999
U

na de las características del siglo XX es, quizás, la ola de movimientos de todo orden que se sucedieron a lo largo de sus años. Escuelas, políticas, reformas, religiones, pinturas, músicas, géneros literarios, descubrimientos matemáticos, guerras entre regiones y enfrentamientos espaciales, logros y errores, realidades y quimeras científicas: lo que se afirma más duradero se desvanece con más rapidez que la de un espejismo aparecido y desaparecido a lo lejos. Y sí: las cosas, los seres, se van alejando y se alejan tanto que de-saparecen de nuestro campo de visión, salen del panorama visible y se adentran extraviándose en el inframundo de las sombras. Toman, entonces, las formas fantasmales de lo que ha dejado de ser. A veces, tienen la suerte de transformarse en recuerdos. En ocasiones, dejan algunas huellas de lo que fueron, restos incomprensibles de lo que pretendieron hacer, cenizas de los deseos esparcidos por el viento que todo barre, polvo de sueños esfumados en los umbrales del paraíso.

Entre los movimientos del siglo XX que dejaron trazas más sólidas, ruinas resplandecientes de la historia, pueden contarse unos cuantos y, de éstos, puede augurarse, más que un momentáneo desmayo, el desfallecimiento que precede al absoluto olvido de lo que fueron en realidad. Tal es el caso de uno de ellos, escribo sin dejar de exponerme a la humana debilidad del error, conocido entre otros nombres bajo los de marxismo y/o comunismo. Como muchos movimientos políticos y de civilización, este movimiento histórico es denominado de diversas maneras. En ocasiones, sus nombres son incluso contradictorios, lo cual puede dar lugar a polémicas que, como en el juego de las cajas chinas, se abren para mostrarnos en su interior otra caja más y así sucesivamente.

La caída y desaparición del enorme bloque del comunismo, conocido como la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y la de los países aledaños que dependían de esta unión, fue una verdadera hecatombe y, para una mayoría, algo tan inesperado como sorpresivo. Y, sin embargo, sucedió, o como se diría y se dijo: y, sin embargo, se mueve. El científico no tiene por qué dudar de lo que le aparece como una evidencia, y, por lo mismo, bien puede afirmar lo contrario para salvar su vida. Ninguna persona sensata va a arriesgar su cabeza para afirmar una verdad contraria a lo sostenido como dogma por la Santa Inquisición o cualquier otra forma de poder absoluto.

Otro movimiento que marcó el siglo XX es, sin duda alguna, el surrealismo. Muy distinto al marxista-comunista, asimismo llamado con cierta presunción materialismo-histórico, el surrealismo no aspira a los triunfos políticos ni pretende cambiar la historia. No obstante, el término surrealismo o surrealista se utiliza de manera cotidiana en la vida diaria sin que nadie se sorprenda o interrogue sobre su significado. Vocablo con variados y múltiples significados, la palabra surrealismo puede utilizarse como un adjetivo aplicable a fenómenos y cosas extrañas, algo que anda chueco, que no va muy bien. También es posible usar esta palabra con el significado que le dio André Breton al fundar el movimiento que llamó surrealista, para referirse a la aventura y escuela artísticas (pictórica, literaria, musical y otros géneros creativos) que fundó con ese nombre.

La palabra surrealismo ha conocido tal éxito, si puede así llamarse a la multipli-cidad de sus significados y usos, que la gente la utiliza como una muletilla. Lo mismo sirve de instrumento para nombrar alguna cosa nueva o desconocida que para desig-nar algo o alguien que sale de lo común, risible o tristón, hasta arrancar lágrimas de cocodrilo.

No creo que André Breton haya adivinado el vasto y rico futuro que esperaba a la palabra surrealismo, pero, dado su carácter volcánico, es posible que enrojeciera de cólera al ver calificar de surrealista un nuevo producto puesto en el mercado por alguna industria especializada en las sopas de lata…