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Aprender a morir

Otras opciones de sanar

A

lgunos lectores pasaron a molestarse con los cuestionamientos que en la columna anterior (7 de octubre) hacía al gobierno de AMLO con motivo de la inoperatividad del documento de voluntad anticipada y de la deliberada omisión al tema de la muerte digna, pero es imperativo que la nueva administración se ocupe de este tema, éticamente obligatorio en todo sistema que se pretenda humanista. De continuar esta desatención, los daños en la sociedad mexicana serán inimaginables en el corto plazo.

“Estudié medicina –señala Ghislaine Lanctôt, ex médica canadiense, luego de más de 25 años de ejercicio profesional– y durante varios años estuve convencida de seguir ‘el buen camino’, pero la realidad me demostró lo contrario. Los pensamientos y emociones, esos invisibles e impalpables traidores, boicoteaban insidiosamente mi empeñoso trabajo científico. Me volví entonces hacia la salud global. Comprobé los beneficios de las medicinas suaves y de las terapias naturales. No obstante, la gente sigue sufriendo y muriendo. ¿Por qué? No sabe dónde buscar, así que buceé en lo más profundo de mí misma. ¡Allí me estaba esperando una salud ilimitada!”

En su libro La mafia médica, Lanctôt explica por qué estos sistemas sanitarios están condenados al fracaso e informa cómo recuperar el control de nuestra salud y nuestra vida. Ahora, acceder a lo que nos pertenece por derecho exige liberarnos del miedo, escuchar al alma e instaurar nuestra soberanía interior. Añade:

“La medicina actual fomenta la enfermedad, no la salud, por ello atiende a tus síntomas, escúchate… ¡Tu enfermedad viene de ti, no de fuera, refleja una desarmonía interior! Tu enfermedad es tu aliada, te señala que mires en tu alma a ver qué te sucede… La medicina actual no es una medicina de salud y de vida. Debemos optar por medicinas alternativas, pues respetan más el organismo que la medicina industrial: homeopatía, acupuntura, herbolaria reflexoterapia, masajes, yoga, meditación. Son más baratas y menos peligrosas.”

Concluye: Los medicamentos se fabrican pensando en la lógica industrial del máximo beneficio económico, no pensando en nuestra salud. La mafia médica la conforman la Organización Mundial de la Salud, las multinacionales farmacéuticas que la financian, los gobiernos obedientes, hospitales y muchos médicos (por interés o ignorancia). ¿Qué hay detrás? ¡El dinero! Lo denuncié y me echaron del Colegio de Médicos.