Netanyahu, el gran elector
altan dos semanas para las elecciones en EU. La tensión crece mientras las encuestas de opinión se mantienen virtualmente empatadas. De acuerdo con la mayoría de quienes conocen de estos asuntos, la incertidumbre en la historia del proceso electoral pocas veces ha sido tan angustiante.
En las últimas semanas, los discursos de una y otro candidato no parecen ya tener el menor efecto en un electorado que parece haber decidido desde hace mucho tiempo por quién votar. Ni las agresiones y groserías de Donald Trump en contra de Kamala Harris, ni los esfuerzos de ésta por presentarse como la candidata de la sensatez y el futuro para el país han sido suficientemente convincentes.
Trump ha sido incapaz de explicar o, cuando menos, tratar de dar a conocer con cierta claridad, cuál es su plan para gobernar. Harris ha insistido en que es la democracia la que está en vilo si su oponente llega a la presidencia. Un tema parece ser el que inclina la balanza: la economía. Ni temas tan trascendentes como el aborto, la democracia, la cuestión social o la migración han tenido la tracción necesaria para inclinar la preferencia del electorado.
En la agenda de Trump para engrandecer a América
, lo único que destaca es su idea de imponer fuertes aranceles a las importaciones procedentes de China y los países que, como México, elaboran productos con base en componentes de aquel país, y la de rebajar los impuestos, política que está de sobra demostrada favorece a quienes más ganan
La ovación que Harris recibió cuando prometió aumentar impuestos a quienes más ganan en el evento que la nominó candidata recordó la política de un partido que en el pasado hizo causa común con los trabajadores pobres y de clase media. Pero la solidaridad con esos sectores fue erosionándose a partir de los años 60, cuando la política económica de los gobiernos demócratas optó por una política más acorde con los intereses del gran capital financiero e industrial. Al temor y las dudas del sector empresarial sobre dicha propuesta impositiva, Harris respondió con un pragmatismo enigmático. Aclaró que tiene atenuantes como el aumento de 21 a 28 por ciento en la tasa impositiva, en lugar de 39 por ciento que Biden había propuesto. Existe el peligro latente de que, dada la política vacilante de Harris y Biden en torno al Medio Oriente, Netanyahu decida quién será el próximo huésped de la Casa Blanca.