Chilpancingo, Gro., Al grito de ¡presente! emitido por sus familiares, ayer fueron citados los nombres de Gervasio Bernardino Román, Bartolo Rojas Nazario, Pablo Rojas Terán, Apolonio Hernández Bernardino y José Isabel Rojas Bernardino, asesinados durante la época de la guerra sucia y cuyos restos fueron identificados después de 50 años de desaparecidos.

La identidad de estas personas –campesinos, ganaderos y criadores de cabras–, ultimadas en 1974 por elementos del Ejército en las comunidades de Las Desdichas,Los Espadines y Cerrito del Aguila,en la sierra del municipio de Ajuchitlán del Progreso, fue confirmada mediante estudios de ADN.

Es la primera vez en la historia que se da a conocer la identidad de víctimas de la violencia extrema en ese periodo, “catalogado ya como terrorismo de Estado, según lo calificó un juez; es un tema de gran trascendencia para las familias de Guerrero y de México por la terrible represión extrema, cometida por los militares en la guerra sucia (1969-1979)”, dijo Octaviano Gervasio Serrano, del Colectivo de Esposas e Hijos de la Guerra Sucia de Atoyac de Álvarez.

Estela Arroyo Castro, dirigen-te de la Asociación Representativa de Ejidos y Comunidades, Grupos Vulnerables Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos (Arecovih), informó ayer en conferencia de prensa que se identificaron, mediante pruebas de genética realizadas por las fiscalías de Guerrero y de la Ciudad de México, los restos exhumados en septiembre de 2023 de cin-co víctimas.

Reclamó: ellos fueron asesinados, pedimos castigo a los militares, criminales y traidores a la patria: ¡Justicia y verdad, no a la impunidad! ¡Fue el ejército, castigo a los traidores a la patria!

Una veintena de campesinos presentes en la rueda de prensa la secundaron, coreando las mismas consignas y portando los retratos de sus familiares.

Octaviano Gervasio Serrano explicó que se pudo identificar genéticamente a cinco de las siete víctimas, con lo que se confirmó lo ocurrido en las comunidades de Las Desdichas, Los Espadines y en Cerrito del Águila, catalogado de crimen de lesa humanidad: fueron ejecuciones sumarias; arrasaron con todas las familias del pueblo.

Subrayó que falta identificar a otras dos víctimas, nos comentan que sí es posible, pero que no cuentan con los reactivos y materiales adecuados, por eso hacemos un llamado a la Secretaría de Gobernación, para que se logre la identificación de Eduviges Ovillada Ortíz y Francisco Rojas Nazario; además, se ubique a José Santos, quien desde hace más de 50 años se encuentra desaparecido.

Pidieron a la presidenta Claudia Sheinbaum que, en su calidad de jefa suprema de las fuerzas arma-das, ordene que la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) abra archivos y reconozca de manera oficial que el Ejército cometió crímenes de lesa humanidad. Que no tenga miedo, que aquí está el pueblo de Guerrero para apoyarla.

Arroyo Castro narró: soy víctima directa, por mi padre Alejandro Arroyo Cabañas, mi abuelo Sóstenes López Cienfuegos y mi tío Isaías Castro Velázquez. Pedimos a la presidenta que nos ponga atención para que se nos haga justicia.

Antolina Rojas recordó que de niña vi cuando sacaron a mi padre Bartolo Rojas Nazario, a mis tíos, y a mi primo Pablito de 14 años. No lo puedo olvidar. Éramos sie-te niños.