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Marta Acevedo, feminista y promotora tenaz de la lectura en niños, murió a los 84 años
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▲ Acevedo dirigió desde 1998 el suplemento Un, dos, tres: por mí y por todos mis compañeros, de La Jornada, con el que ganó el Premio Iberoamericano de Comunicación por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia en 2003.Foto tomada de Facebook
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de octubre de 2024, p. 4

La investigadora, escritora y feminista Marta Acevedo falleció la mañana de este domingo a los 84 años luego de una larga enfermedad. Solía decir que su intención era que las personas podamos ejercer nuevos y más amplios poderes sobre nosotras mismas.

La Fundación Elena Poniatowska, entre otras instancias, lamentó el deceso de la incansable defensora de los derechos de las mujeres y promotora de la lectura en los niños.

Figura catalizadora del feminismo en México, nació en la Ciudad de México en 1940 y, por su trabajo en defensa de las mujeres, fue reconocida en 2021 con la Medalla Hermila Galindo.

En la recepción, Acevedo dijo que aunque había mucho qué festejar, también eran ciertas las inmensas brechas de desigualdad, así como la creciente violencia que coarta la libertad y el derecho a la integridad y a la vida de niñas, adolescentes y mujeres.

Deploró que la sociedad esté tardando demasiado en reconocer el trabajo invisible que desempeñan las mujeres en el hogar, que se da por hecho y no se considera trabajo duro, sino mandato amoroso.

En 2003, el suplemento Un, dos, tres: por mí y por todos mis compañeros, que Acevedo dirigió desde 1998 en La Jornada, obtuvo el Premio Iberoamericano de Comunicación por los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, en el rubro de prensa especializada, otorgado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

El galardón se le entregó por el enfoque pedagógico y multicultural del suplemento y su acertada manera de recurrir a narraciones sencillas para educar y promover que niños y adolescentes desarrollen su creatividad y pensamiento.

Entonces, se dijo afortunada por editar ese suplemento de educación ciudadana, ya que concebía la cultura como instrumento de libertad. Mi mayor deseo es y ha sido siempre que las personas podamos ejercer nuevos y más amplios poderes sobre nosotras mismas.

En entrevista con este diario (15/ 11/03) comentó entonces que en el suplemento se enlazó lo personal y lo político con sentido del humor, con ingenio y respeto. No pareciera que lo referente a los niños pueda siquiera oler a política, pero es justo lo contrario: el bienestar de los niños es la medida básica para medir el de la sociedad entera.

Para ello, acercaron realidades que fueron consideradas inadecuadas para la infancia, como el poco espacio para vivir que hay en las unidades habitacionales y la manera en que esto incide en lo cotidiano; cómo los adultos ponen piedritas y piedrotas en tu adquisición de la lengua escrita; la pequeña corrupción que se inicia en la escuela; tampoco es común encontrarte en la literatura infantil con las dificultades del migrante o darte cuenta de las realidades de los niños campesinos.

Mantuvo un vínculo con los intereses sociales que había conocido en la universidad mexicana, marcada por el comunismo y los movimientos de maestros y ferrocarrileros. Presenciar en los años 60 una protesta de mujeres en San Francisco afianzó su creencia en la lucha feminista. Fundó el movimiento Mujeres en Acción Solidaria. El 9 de mayo de 1971, Acevedo participó en lo que se considera el primer acto público del feminismo mexicano. También propugnó por la despenalización del aborto.

Colaboró en la revista Debate Feminista durante 25 años. En 1976 ingresó al programa Libros del Rincón, de la Secretaría de Educación Pública, para fomentar la lectura en los niños, donde editó 500 libros.

En un texto publicado en 2004 en estas páginas, recordó que cuando en 1988 se habían editado 112 títulos en ese proyecto y había cerca de 32 mil escuelas con Rincones de Lectura, se efectuó una investigación que hizo patente que “no bastaba con hacer libros significativos, buenos y baratos para quienes no leen ni escriben, ni distribuirlos y plantear reglas para su circulación. El problema implicaba una manera de ver y vivir ‘la cultura’”.

En el libro El diez de mayo (1982) analizó la situación histórica de las mujeres en México, mediante el reconocimiento de los derechos sexuales de las mujeres, así como las consecuencias de la maternidad unívoca, derivadas a las tareas del hogar y del cuidado. En 2022, la colección Vindictas de la Universidad Nacional Autónoma de México reditó su texto A 100 años del 10 de mayo.